A Pogacar le empieza a pesar el maillot arcoiris: la maldición que se hace realidad
El esloveno está mostrando atípicos síntomas de debilidad en las últimas citas del calendario en las que ha participado.
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Ver ganar a Tadej Pogacar ha sido la tónica habitual de los últimos años. El ciclista esloveno ha ido subiendo escalones de dificultad hasta culminar la pasada temporada un hecho sin precedentes, ganando Giro de Italia, Tour de Francia y hasta el Mundial de ciclismo en ruta.
Poggy se enfrentaba en este 2025 a la maldición que reza quien viste el maillot arcoiris de campeón del mundo hace una mala temporada con seguridad. El esloveno, pese a brillar ganando algunos monumentos como el Tour de Flandes, está rindiendo quizá lejos de su máximo nivel, como atestiguan dos datos que han puesto en alerta a sus seguidores más acérrimos.
En 2024, Pogacar tomó parte en ocho Clásicas, ganando seis de ellas. En este 2025, el líder del UAE ya tomado parte en cinco de ellas, ganando únicamente dos. Es verdad que el ciclista siempre ha terminado en el podio esta campaña, pero no deja de ser un dato a tener en cuenta.
Síntoma de debilidad
El otro dato que quizá haya alarmado más a sus seguidores es que su ataque en la Amstel Gold Race de 2025 fue neutralizado por primera vez desde los Mundiales en Ruta de Ímola 2021. Como lo oyen: cuando Pogacar había atacado en una prueba de un día, no había sido alcanzado en los últimos cuatro años hasta la fecha.
El esloveno lanzó su ofensiva en la Amstel Gold Race de 2025 a 45 kilómetros de meta a dúo con Julien Alaphilippe y fue alcanzando a poco menos de 10 kilómetros de meta por el empeño de Remco Evenepoel. Se da la circunstancia que la última vez que Pogacar fracasó en una de sus ofensivas lejanas también estaba Alaphilippe de por medio, puesto que el francés finalizó campeón del mundo de 2021.
Estos datos dan valor a que el maillot arcoiris convierte en mortales hasta a los mejores y Pogacar no es ajeno a ello. El esloveno tiene como principal objetivo de la temporada ganar el que sería su cuarto Tour de Francia y también estrenar su palmarés en la Vuelta a España.
Le estaban esperando
El ciclista, antes de ir a las Grandes Vueltas, quería dar cátedra en las Clásicas primaverales, pero se ha encontrado con rivales que son tan especialistas como él. Mathieu van der Poel o Remco Evenepoel se juegan gran parte de su temporada en estas pruebas y no iban a permitir que Pogacar dominase a voluntad en un terreno donde ellos deben marcar las diferencias.
Ahora Tadej sabe que explorar nuevos territorios puede conllevar reveses, pese al aplauso unánime de la comunidad del ciclismo por su meritorio segundo puesto en su debut en la Paris-Roubaix. El esloveno tiene sus objetivos claros para esta temporada, aunque a veces no viene mal caer para luego levantarse cuando lleguen los momentos más importantes de su temporada.
Las derrotas de Pogacar devuelven en cierta medida un hilo de esperanza a que el ciclismo moderno no se convierta en un dictadura. Tadej dominará este año las grandes vueltas nuevamente con permiso de Vingegaard, pero ya era una exageración que apareciese por las Clásicas y los Monumentos y domase a auténticos especialistas que viven por y para estas carreras.
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