MotoGP dispone en la actualidad de cinco fabricantes y espera que haya un sexto más pronto que tarde. La salida de Suzuki del campeonato dejó huérfano a la máxima categoría de las dos ruedas, que busca con ahínco atraer a alguien más.

Pese a que Kawasaki o Triumph han mostrado cierta predisposición, está claro que los jefes del Mundial quieren convencer a un fabricante de mayor calado.

“BMW siempre nos ha impresionado con sus aspectos destacados y su pasión”, dijo el jefe de Dorna sobre la hipotética incorporación del equipo alemán.

A ese pensamiento se unió el presidente de IRTA, los encargados de todo el material de MotoGP. “Las marcas que podrían participar son BMW y Kawasaki. Esos son los únicos fabricantes que tienen el saber hacer y el poder para venir”, dijo.

A BMW le han encantado estas loas, pero al mismo tiempo han hecho sus cálculos y saben que para destacar en el competitivo mundo de MotoGP deben tener un elevado presupuesto.

“El coste de MotoGP es difícil de calcular. No se hace nada por debajo de 40 o 50 millones de euros al año. Tampoco basta con que alguien diga: ‘Aquí tienes 50 millones al año’. Tiene que haber algo detrás. Se trata de prototipos, hay mucho detrás, se necesitan 100 personas para eso”, dicen los jefes de la división de BMW Motorrad.

La llegada del equipo alemán -que lo ha ganado todo en el mundo de las dos ruedas menos en el Mundial de Motociclismo- supondría un empujón más que definitivo para una categoría que busca nombres así de importantes para conseguir un mayor valor de marca.

BMW no sólo es uno de los fabricantes más importantes de automóviles del mundo, sino que en las dos ruedas recibe un increíble respeto por parte de todo el mundo.

La mala experiencia de BMW

El realismo de los jefes del equipo alemán tiene un origen y no es otro que las malas experiencias del fabricante en la Fórmula 1.

Pese a tener un gran éxito al inicio de siglo en la Fórmula 1 uniendo fuerzas con Williams, los germanos sintieron que aquellos buenos resultados no le traían el retorno económico y la popularidad necesaria al estar a la sombra del histórico fabricante inglés.

Williams y BMW se comenzaron a distanciar por el enorme ego de ambas marcas separando sus caminos definitivamente en el invierno de 2005. Los ingleses se fueron con Cosworth como motorista, mientras que los alemanes compraron la escudería Sauber para hacer su propio monoplaza.

La alianza había traído al equipo 10 victorias en cinco temporadas y un de subcampeonatos de constructores.

BMW en solitario fracasó con estrépito logrando en cuatro temporadas una única victoria en el Mundial y retirando su millonaria inversión a finales de 2009.

Los alemanes no consiguieron diseñar un coche lo suficientemente eficiente en lo aerodinámico para competir en un campeonato que era muy cambiante en esos momentos viendo ganar a Renault, Ferrari, McLaren y Brawn GP -con motor Honda-, mientras ellos no optaban a las victorias.

La crisis global le sirvió como buena excusa a los alemanes para retirarse de la F1 tras haber perdido una enorme cantidad de dinero, aunque al mismo tiempo esa idea les ha jugado muy en contra tras el enorme éxito registrado por una marca Mercedes que entró en 2010 ganando la friolera de ocho Mundiales de Constructores.

Ahora BMW tiene sobre la mesa la propuesta de MotoGP para completar la parrilla. En el fabricante alemán no quieren oír nada de perder dinero y prestigio en esta hipotética aventura, pero el mundo de la competición entraña estos riesgos.

Los precedentes de la Fórmula 1 han frenado una esperada reaparición en la primera plana del motor de competición.

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