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Cuando el Open de Australia se jugaba en hierba

El primer Grand Slam de la temporada fue hasta 1987 un torneo que se celebraba en esta superficie, cada vez más extinta en la ATP.

Cuando el Open de Australia se jugaba en hierba

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Hubo un tiempo en que la hierba dominaba el circuito de la ATP. En 1974, todos los Grand Slams salvo Roland Garros se disputaban en esta superficie hoy cada vez más extinta en el calendario. De hecho, medio siglo después sólo quedaban ocho torneos vivos en hierba de los casi 80 que componen el calendario.

El US Open fue el primero en renunciar a la hierba en los 70 y el Open de Australia hizo lo propio en 1987 en una transición que hizo que incluso la edición de 1986 no se disputase para ajustarse a un nuevo calendario. El torneo oceánico se disputaba en el mes de diciembre y rotaba en múltiples ciudades del continente e incluso llegó a celebrarse en Nueva Zelanda en las ciudades de Hastings y Christchurch.

En 1972, sin embargo, el Open de Australia sí que encontró lo que parecía un acomodo definitivo en el Kooyong Lawn Tennis Club de Melbourne y sus impresionantes pistas de hierba. Allí duró década y media hasta que la Federación Internacional de Tenis (ITF) exigió a los organizadores un cambio de superficie.

Las pistas de hierba se deterioraban con muchísima velocidad ante el calor que se registraba en el verano austral y el rector del tenis mundial no quería dar esa imagen tan pobre puesto que las fases finales prácticamente se disputaban en arena. Fue entonces cuando Kooyong quedaría descartado también por lo antiguo de sus instalaciones, y se construiría el actual Melbourne Park.

Una nueva vida

El Open de Australia se estableció definitivamente en su nueva sede en 1988 y con una superficie dura de cemento. Muchos pensarán que el decorado cambió completamente, pero el torneo disfrutó de un hito histórico como que el sueco Mats Wilander se convirtiese en el único en llevarse el evento en hierba y en pista dura al ganarlo en 1983, 1984 y 1988. Hasta el cambio a dura, Roy Emerson había sido el jugador más laureado con seis victorias.

El evento deportivo más aclamado de Oceanía junto a los Grandes Premios de MotoGP y Fórmula es ahora un referente para el resto de Grand Slams. Empezando por unas increíbles instalaciones que cuentan con 44 pistas dentro del complejo, con la avanzada superficie de ‘plexicushion’ que no es tan lesiva como el cemento para los tenistas. Como curiosidad, tienen hasta ocho pistas de tierra batida por si las moscas.

Un nuevo ídolo

Pese a ser un país con muchos top-10 históricos del ranking ATP, se da la circunstancia de que existe una especie de maldición que impide a los australianos ser profetas en su tierra. El último tenista local en ganar fue Mark Edmonson en 1976, mientras que en el cuadro femenino la cosa no mejora demasiado con su Christine O’Neill vencedora en 1978.

El país ha tenido que adoptar nuevos ídolos en los últimos tiempos, siendo el controvertido Novak Djokovic el mejor ejemplo de ello. El serbio es el jugador más laureado de la historia del torneo con 10 victorias y al mismo tiempo el más polémico, al ser vetado en 2022 por no haberse puesto la vacuna contra la COVID-19.

Muchos piensan que Djokovic no habría tenido el mismo éxito de haber sido este Grand Slam en hierba, pero quizá están equivocados. Nole es el segundo jugador con más triunfos individuales en Wimbledon -con siete-, justo por detrás de otra leyenda en cada rincón del planeta como Roger Federer.

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