Siria es un país que geográficamente se encuentra en Asia, pero como sucede con muchos de su entorno ha jugado en el pasado en competiciones europeas.

Esa tendencia se ha ido limitando por cuestiones políticas, aunque todavía existen grandes excepciones. Israel o Kazajistán, sin ir más lejos, juegan en la actualidad bajo el manto de la UEFA, pese a que los países que los rodean disputan sus partidos como representantes de la Confederación Asiática de Fútbol (AFC).

La FIFA actualmente prima la representatividad continental a la hora de otorgar plazas a los diversos continentes para sus torneos como por ejemplo la Copa del Mundo de fútbol. El rector del balompié mundial, sin embargo, no siempre fue tan dadivoso.

En los años 60, existieron protestas muy importantes por parte del fútbol africano y asiático al recibir una única plaza de clasificación directa para los Mundiales a repartir entre ambos continentes.

¿Y por qué contamos esta historia, basicamente, si veníamos a hablar de un partido entre España y Siria?

En 1964, la FIFA celebró el sorteo de fase de clasificación para el Mundial. Los nuestros quedaron encuadrados con Irlanda y Siria convirtiéndose automáticamente en los máximos favoritos a obtener la plaza mundialista tras ganar ese mismo verano la Eurocopa.

Incomunicación

En aquel entonces, no existían las ventanas internacionales como ahora y eran los países los que debían ponerse de acuerdo para realizar los partidos con la consiguiente influencia en los calendarios.

Con Dublín las comunicaciones eran más o menos asequibles, pero con Damasco todo pintaba a odisea por la barrera del idioma y por la situación de los regímenes políticos de cada país.

Tras meses esperando acordar una fecha, España e Irlanda protestaron en verano ante la FIFA por las dificultades de alcanzar un acuerdo para la disputa de los encuentros.

Siria dio señales de vida en diciembre de 1964 filtrándose que habían concretado a 25 jugadores y que vendrían en una gira a Europa para primero medirse con los isleños y luego con ‘La Roja’.

España lo preparó todo designando el estadio sevillano Ramón Sánchez Pizjuán como la sede y hasta vendieron más de 60.000 entradas para el evento.

Siria puso como única obligación que quería jugar en viernes al ser para ellos el día de descanso en el país, argumentando eso como el motivo esencial.

Y desaparición

Irlanda recibiría a Siria el 14 de enero y España haría lo propio el 17 de febrero de 1965 para jugarse entre las tres una plaza mundialista.

Los sirios no aparecieron por las islas británicas ni por la península ibérica después de decidir unirse a la protesta de los países de su entorno por la escasez de plazas para las selecciones de menos nivel.

Todavía hoy no existe una explicación a esta ‘despedida a la francesa’ de los sirios de sus opciones para acudir al Mundial. Oficialmente era por unirse al grupo de protesta, aunque muchos suspicaces piensan que el país ya estaba revuelto al producirse justo al año siguiente un gran golpe de Estado en el país.

España e Irlanda se jugaron a dos partidos clasificarse para el Mundial. ‘La Roja’ perdió el primer partido por 1-0 en tierras verdes, mientras que ganamos el segundo por 4-1 en Sevilla.

Hubo que celebrarse un tercer encuentro de desempate en un estadio neutral como el Parque de los Príncipes de París para que España logrará su pase al Mundial de 1966 tras ganar por 1-0.

Más de medio siglo después, Siria todavía no ha conseguido clasificarse para el evento cumbre de la FIFA.

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