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La Fórmula 1 cambió para siempre cuando, al inicio de la temporada 2010, la FIA anunció la desaparición de los repostajes durante las carreras. Los Grandes Premios perdieron una gran cantidad de variedad táctica para convertirse en algo mucho más previsible. Los dirigentes pusieron como excusa la seguridad de los pilotos después de que hubiese una acumulación de incidentes con las mangueras.

La realidad es que esta prohibición benefició -y de qué forma- a unos organizadores que redujeron sus costes ostensiblemente, dejando de trasladar por todo el mundo los pesados equipos de repostaje -de unas 3 toneladas de peso por escudería- que inyectaban en cuestión de segundos una enorme cantidad de queroseno en los monoplazas.

En la actualidad, los coches siguen repostando los sábados en las sesiones de clasificación y lo hacen por obligación dentro del box y con un método más tradicional que el del pasado. Los domingos, los monoplazas salen cargados hasta los topes con 110 kilos de gasolina para completar el Gran Premio. La norma establece que los equipos deben entregar un litro de gasolina al término de la carrera para su análisis o serán penalizados.

¿Y qué pasa si un coche consume de más y se va a quedar sin gasolina? La Fórmula 1 actual aplica una técnica conocida como ‘lift and coast’ para ahorrar combustible en carrera. Este método consiste en levantar el pie del pedal de acelerador antes de entrar en una curva y luego dejarse llevar en el giro, actuando así como una especie de freno motor.

Los ‘barcos’ actuales

Otra consecuencia de esta prohibición fue que los coches se ensancharon hasta convertirse en los actuales ‘barcos’, que hacen que sean mucho más complicado adelantar en trazados como Mónaco o Ímola. Para meter 110 kilos, los monoplazas han tenido que incrementar su depósito de combustible respecto a un pasado donde los equipos podían llegar a repostar hasta en tres o cuatro ocasiones, cambiando consiguientemente de neumáticos.

En la Fórmula 1 actual, tan sostenible, es impensable un comportamiento así porque las ruedas por Gran Premio están limitadas y habitualmente los pilotos tienen que poner mucho empeño en preservar los neumáticos, en lugar de dar el 100% de sus posibilidades. Actualmente, una parada en boxes consiste en dos o tres segundos para cambiar ruedas, mientras que con gasolina duraban siete o ocho segundos y era menos estresante para los mecánicos porque tenían más tiempo para ajustar las tuercas.

Sin variedad táctica

Otro de los problemas derivados del veto a repostar durante las carreras ha sido la pérdida de variedad táctica. En el pasado, los equipos jugaban con la carga de gasolina y los distintos compuestos de ruedas haciendo stints variados. Había momentos en que los pilotos iban como misiles con carga de gasolina baja y ruedas blandas, mientras que otros iban con el tanque lleno y con ruedas de larga duración para hacer menos paradas.

Como es bien sabido por todo seguidor de la Fórmula 1, hay coches que funcionan mejor a pocas vueltas que a muchas y que degradan más o menos. De existir todavía los repostajes, habría mucho más picante en unas carreras donde últimamente suelen ganar los mismos. En 2023, sólo ganaron dos pilotos distintos, mientras que en 2009 hasta seis diferentes bebieron el champán en lo más alto del podio.

La Fórmula 1 actual no tiene planes de reincorporar los repostajes a su vida, pese a que la tecnología ha mejorado en todo este tiempo, con revestimientos intumescentes para las mangueras y trajes ignífugos para los mecánicos como sigue sucediendo en otras categorías como la NASCAR y el Mundial de Resistencia.