TOUR DE FRANCIA
El mal de ojo a Primoz Roglic en el Tour de Francia
El esloveno ha ganado Giro de Italia y Vuelta a España, pero la fortuna no le acompaña en la carrera más famosa del ciclismo mundial.
Juego Seguro. +18 Juega con responsabilidad.
Primoz Roglic está en su derecho a pensar que alguien le ha dado mal fario. Cada vez que intenta ganar el Tour de Francia, alguna circunstancia extraña se cruza en su camino impidiéndole conseguir la victoria que más ansia. El esloveno representa el vivo retrato de lo que es tener mala fortuna en tierras galas.
El actual líder del Bora-Red Bull debutó en un Tour de Francia a la tardía edad de 27 años, después de darse cuenta de que su carrera como saltador de esquí no iba a tener mucho recorrido. Roglic apareció por primera vez en esa competición en 2017, obteniendo una de cal y una de arena.
Se cayó en la primera etapa de la carrera, estando requeante casi toda la prueba hasta que en la última semana se recuperó, ganando un triunfo parcial en un cara a cara al mismísimo Alberto Contador. El ciclista, que por aquel entonces era una perla en el Visma, empezó a creer que podría triunfar en la carrera francesa y centró sus esfuerzos en conseguir mejorar al año siguiente.
En 2018, Roglic ascendió hasta ser cuarto en la general, dejando unas credenciales de futuro prometedor. Su equipo, sin embargo, decidió no alinearle en 2019 para el Tour, buscando que ganase una Gran Vuelta y logrando la primera de tres clasificaciones generales en la Vuelta a España.
La gran oportunidad
2020 parecía el año perfecto para que Roglic abriese su palmarés en el Tour de Francia. Era el máximo favorito después de que Chris Froome y el potentísimo Sky se diluyesen. Todo iba sobre ruedas cuando en la novena etapa se vistió de amarillo, pareciendo que lo preservaría hasta la llegada en París.
Roglic, sin embargo, no preveía que su compatriota y compañero de entrenamientos, Tadej Pogacar, fuese a firmar una crono-escalada histórica a la Planche de las Belles Filles en la que dejó al líder en la estacada. El debutante en el Tour pulverizó todos los pronósticos y registros, superando en más de minuto y medio a todos los favoritos y haciéndose con el triunfo.
La cara de Roglic en aquella crono pasará a la historia como una de las derrotas más duras jamás sufrida por un ciclista por lo inesperada que fue. Pogacar, ahora bicampeón del Tour, dio una campanada que nadie podía predecir, dejando a su ‘mentor’ sin el triunfo más importante de su carrera cuando lo rozaba.
Caída tras caída
Roglic volvería a reagruparse para buscar el triunfo en 2021, pero una caída en la tercera jornada de la carrera le obligaría a abandonar. El esloveno, tras ese incidente, vio cómo las cosas en su equipo empezaron a girar en favor de un Jonas Vingegaard que terminó segundo en ese Tour tras Pogacar y que ya le quería levantar la vitola de capitán general.
El bueno de Primoz ni mucho menos se rindió y en 2022 firmó un doblete salvaje, ganando las dos carreras más importantes antes del Tour de Francia -Paris-Niza y Dauphiné-. Todo parecía a su favor para el Tour, pero nuevamente apareció el fantasma de las caídas, mermando gradualmente su condición física durante la carrera.
Al mismo tiempo, el equipo le pidió un último servicio que consistía en inmolarse en el Galibier para reventar a su verdugo Pogacar y así servir lo que sería a posteriori el triunfo a su compañero Vingegaard. Rogla se sacrificó abandonando la etapa después de estos acontecimientos por sus heridas en el cuerpo.
Todos los esfuerzos del esloveno no fueron correspondidos por su equipo, quien decidió no alinearle para el Tour de 2023, evitando así una confrontación con Vingegaard. Ese movimiento, hizo que Roglic decidiese moverse este último invierno al Bora-Red Bull, equipo que le garantizaba volver a pelear por el Tour como jefe de filas.
En este 2024, Roglic iba cuarto en la general y muy bien situado cuando nuevamente una caída en la etapa 12 acabó por completo con todas sus opciones. Fue su tercer abandono consecutivo. A sus 34 años, parece poco probable que Primoz consiga su sueño de ganar un Tour de Francia que rozó con la yema de los dedos.