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FÚTBOL

El partido más sucio de la historia del fútbol élite europeo

‘La masacre de San Patricio’ fue un encuentro entre los dos mejores equipos de Escocia que se saldó con varias expulsiones.

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El partido más sucio de la historia del fútbol élite europeo

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Hay veces que en el fútbol las rivalidades se van de las manos. Todo el mundo sabe que los dos equipos de Glasgow (Escocia) no se pueden ni ver en un enfrentamiento (Old Firm) que hasta tiene connotaciones religiosas. Los Rangers son protestantes, mientras que los Celtic son católicos dando lugar a una animadversión visceral entre sus aficiones.

Tradicionalmente, sus equipos han estado ajenos a esta inquina en las gradas, pero ha habido veces que la cosa ha trascendido más allá. El 17 de marzo de 1991 se celebró el que para muchos es el partido más sucio de la historia y que ha recibido el sobrenombre de ‘La masacre de San Patricio’, al jugarse en esa fecha tan importante para el mundo anglosajón.

El duelo se disputó en el Celtic Park y venía precedido de una época de dominio aplastante del Glasgow Rangers, que estaba en mitad de una racha de nueve títulos consecutivos de la Scottish Premiership. La suerte quiso ser caprichosa y midió a ambos equipos en los cuartos de final de la Copa de Escocia.

Era el único torneo donde el Celtic podía tener alguna opción para catar un título en esos años y se lo tomaron como una auténtica final. El equipo verde salió con todo, consiguiendo adelantarse a los pocos minutos de partido y llegando al descanso con una ventaja de 2-0 antes de que arrancase la masacre.

Un incidente detrás de otro

El Celtic se empezó a atrincherar ante la superioridad de su rival y las chispas saltaban en cada duelo, en cada salto. El equipo local llevó hasta el extremo ese exceso de testosterona, perdiendo a su primer jugador en el minuto 7 del segundo acto tras una estúpida acción en la que se adelantó al lanzamiento de un tiro de falta - desobedeciendo deliberadamente las instrucciones del colegiado-. Resulta curioso que fue amonestado comentiendo la falta que precedió a su expulsión.

Esta acción ilógica desencadenó más de este tipo, provocando los instintos más básicos de los jugadores, mientras el público jadeaba como si fuese un coliseo romano. Uno de los veteranos de los Rangers sacó el codo a pasear para agredir al delantero rival a escasos metros del árbitro, provocando la siguiente tarjeta roja directa en los cinco posteriores.

El partido quedó igualado a 10 jugadores y los Rangers se volcaron en busca del gol como si no hubiese un mañana. Los minutos pasaban sin que los visitantes pudiese acortar distancias, provocando una mayor frustración en ellos. El Celtic se defendía con uñas y dientes y hasta seis amarillas en ese lapso.

La traca final

En una jugada donde hubo hasta cuatro faltas previas que el colegiado dejó seguir, finalmente un centrocampista de los Rangers perdió por completo la cabeza con una entrada sin balón que lesionó al jugador del Celtic. Quedaban 10 minutos para el final y el partido se había convertido en un campo de batalla.

Para rematar la faena, el jugador estrella de los Rangers tuvo un cruce de claves con la defensa local agrediendo sin balón a un rival y siendo cazado por el juez de línea, quien avisó al colegiado de la acción a tres minutos del final del encuentro. Las repeticiones dejan a las claras que fue intento fallido de ‘mataleón’.

El Celtic Park enloqueció con esta última acción que dejaba a sus eternos rivales con 8 jugadores. El histórico resultado de 2-0, que les daba el acceso a las semifinales, hizo que terminasen cantando “Cumpleaños feliz, San Patricio” en un encuentro que es recordado por ser uno de los más sucios de la historia. ¿Cuántas veces se mostraron cuatro tarjetas rojas a jugadores de campo en un lapso de media hora?

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