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El fútbol español y el latinoamericano siempre han guardado una conexión muy especial que va más allá de un fluido intercambio de jugadores desde los años 50. Esta sintonía cristalizó en los años 90, a través de la creación de un torneo de lo más innovador que implicaba a equipos de nuestro país con todos los del continente sudamericano.

Como bien es sabido, la Federación Española de Fútbol empezó a crear nuevas competiciones a mediados de los 80 en un impulso por intentar aumentar los beneficios de los clubes. Así surgieron en 1982 la Copa de la Liga y la Supercopa de España, siendo la primera de ellas cancelada en su cuarta edición, mientras que la otra prevaleció como un torneo de verano sin excesivo prestigio.

La RFEF estudió nuevas vías para incrementar sus ingresos y firmó un acuerdo en 1993 con la CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol) para crear un torneo que enfrentaría anualmente al campeón de la Copa del Rey española con el campeón de la Copa de Oro, que era un torneo a cuatro entre los vencedores de la Copa Libertadores, Supercopa Sudamericana, Copa CONMEBOL y Copa Masters CONMEBOL.

No funcionó

Ambas organizaciones lo tenían todo atado y bien atado con un patrocinador importante como Iberia en el ajo -de hecho daba el nombre al campeonato- y las principales televisiones de los países implicados dando el torneo en abierto. El único organismo que no estaba conforme con esta situación era una UEFA, a la que habían dejado fuera del pastel y que no se le antojaba reconocer el evento.

Pese a ello, Federación Española y CONMEBOL siguieron adelante y organizaron para la primavera de 1994 la primera edición que midió al Real Madrid con Boca Juniors. Los encuentros fueron de ida y vuelta y se celebraron el 19 de mayo de 1994 en el Bernabéu y el día 25 la vuelta en la Bombonera de Buenos Aires.

Los blancos vivían tiempos complicados al tener un entrenador interino y no haber cosechado grandes resultados en esos años de dominio absoluto del Barça, habiendo encajado el famoso 5-0 en el Camp Nou apenas semanas antes.

Pese a todo, ganaron por 3-1 el encuentro de ida en un partido al que solamente acudieron 10.000 espectadores al Bernabéu en una de las entradas más pobres que se recuerdan. La entonces presidencia blanca no quiso promocionar en exceso el partido quizás por miedo a que Boca les hiciese trizas, cosa que por cierto ocurriría algunos años después en la final de la Copa Intercontinental.

Cancelaciones y lecciones

En el partido de vuelta, el Madrid terminó pidiendo la hora cayendo por 2-1 ante Boca Juniors y alzándose con un título que no pudo volver a defender al cancelarse la edición de 1995.

La poca recaudación y el escaso seguimiento que tuvo el evento -casi coincide en fechas con la final de Champions que el Barça perdió en Atenas contra el AC Milán- tuvo consecuencias fatales.

La Copa Oro, que era la que daba acceso a este evento, se celebró dos años más antes de ser cancelada, mientras que la Federación Española de Fútbol se quedó buscando nuevas vías de ingresos sin llegar a volver a crear otro nuevo torneo.

Los dirigentes españoles salieron escaldados después de ver cómo en los años 60 la Copa Confraternidad Iberoamericana sí consiguió triunfar con un formato similar.

En aquel caso, jugaban dos equipos argentinos, uno brasileño y otro español en formato cuadrangular. Se celebró dos años llenando todos los días el estadio Monumental de Buenos Aires, pero tuvo que ser suspendido en 1966 por la complicada situación política que empezó a tener Argentina.