BALONCESTO
El torneo de Navidad del Real Madrid que fue una competición estrella de la FIBA
El club blanco organizó en los años 60 un torneo de Navidad que duró hasta bien entrado el siglo XXI reuniendo a algunos de los mayores talentos.
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El baloncesto mundial está huérfano durante estos días navideños de torneos de baloncesto que enganchen a sus seguidores. Hubo un tiempo durante los últimos días del año, que las principales figuras del baloncesto europeo y mundial se reunían en Madrid para disputar el prestigioso Torneo de Navidad que organizaba el club blanco.
Tan importante llegó a ser este certamen que la propia FIBA otorgaba medallas a sus ganadores dándole una suerte de torneo oficial desde 1966. De hecho, el máximo rector de las baloncesto mundial reconoció que la primera edición de la Copa Intercontinental FIBA fue, en realidad, un Torneo de Navidad organizado por el Real Madrid y que, por cierto, ganó en su primera edición el Ignis Varese italiano.
El éxito inicial del evento hizo que la FIBA escindiese la parte de la Copa Intercontinental para otra fecha y que el Torneo de Navidad se quedase como una competición con su propia identidad. Esta medida fue un éxito al disputarse cuadrangulares, reuniendo a los mejores equipos internacionales del mundo habiendo presencia a lo largo de los años de equipos de los cinco continentes en un formato de cuadrangular o Final Four.
Los mejores estaban
Una de las cosas más llamativas fue que no se puso límites a los equipos participantes. Así pues, se vieron en el Torneo de Navidad selecciones nacionales, combinados de estrellas de ligas y hasta prestigiosas universidades norteamericanas como Carolina del Norte, quien ganaría en 1971.
Pese a que el Real Madrid era el equipo con más títulos, los blancos tuvieron que pasar auténticas pruebas de fuego como ocurrió en 1987, cuando se tuvo que enfrentar en una misma Navidad a la Yugoslavia de Petrovic, a la Unión Soviética de Sabonis y la Grecia de Gallis en uno de los torneos más recordados de toda la historia por el increíble nivel registrado.
Los blancos, de hecho, hicieron scouting en muchas ocasiones de aquellos enfrentamientos fichando, posteriormente a las estrellas a las que se medían como demuestra el desembarco de Drazen Petrovic meses después de despuntar en un Torneo de Navidad. El Real Madrid siempre supo moverse muy bien en estas citas tanto para ganar en el campo como en los despachos.
La FIBA se va y empiezan los problemas
En 1989, la FIFA decidió abandonar la gestión por completo del torneo, dejando al club anfitrión la misión de hacerlo. El Real Madrid eliminaría a las selecciones nacionales trayendo de regreso a los equipos tradicionales durante unos años. La cosa, sin embargo, fue perdiendo nivel regresando en 1994 las selecciones nacionales y el consiguiente triunfo de Yugoslavia ese año.
El torneo mantuvo su nivel y su buen nombre hasta 1999, pero no era rentable traer a clubes de tan altísimo nivel sin un retorno que no se conseguía con la venta de entradas del viejo Pabellón de la Ciudad Deportiva Raimundo Saporta. El club, entonces inmerso en una importante crisis económica, decidió meterle la tijera a su torneo más icónico de baloncesto.
El fin de todo
En el año 2000, los cuatro equipos invitados se redujeron a la mitad disputando únicamente un partido el Real Madrid ante otro equipo. El club blanco invitó a esa primera edición al São Paulo All-Stars. El partido fue una milonga, ganando los blancos por 111-83 y con el público marchándose antes de tiempo.
El Torneo de Navidad perdió todo el interés y nadie hizo nada por recuperar ni el viejo formato ni los equipos de renombre. En 2004, se celebró en fechas navideñas por última vez con un triunfo por 85-69 ante el Telemar Río de Janeiro.
El evento se jugaría por última vez en el verano de 2006, con el club blanco venciendo al Lietuvos Rytas por 88-78. El torneo más prestigioso del baloncesto continental en Navidad murió del éxito y ya nadie parece dispuesto a resucitarlo con partidos de Euroliga programados para estas fechas. Lo que fue aquello es el recuerdo alegre de la infancia de muchos niños que se engancharon al baloncesto con esos partidos.