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“El tiempo vuela. Y un día te arrepentirás, creo, si no alcanzas lo que puedes alcanzar. Deberías exigirte más de ti mismo, no yo exigirte a ti, no yo. Ni nadie. Tú. Te tienes que pedir más a ti mismo”, le espetó Jose Mourinho a Dele Alli cuando el centrocampista del Tottenham era una suerte de Dios en su club y en la Premier League.

Corría el año 2020 y Mourinho ya veía que aquel chaval de 23 años tenía que dar un paso al frente o se quedaría en la estacada. Dele Alli, por aquel entonces, estaba valorado en Transfermarkt en 100 millones y los grandes clubes de Europa se lo rifaban.

Cuatro años y medio después de aquella charla, todo lo que Mourinho ya había detectado se fue cumpliendo con Dele Alli. El futbolista dejó de ser intocable en el Tottenham por sus continuas lesiones, su mala vida fuera del terreno de juego y sus contundentes confesiones en la prensa.

El ex del Atlético de Madrid que apunta a reforzar la delantera del Arsenal

Salida turbulenta

El club londinense decidió dejarle salir libre en el mercado de 2022 al Everton poniendo una única cláusula que consistía en que si conseguía jugar 20 partidos con el club le pagarían 12 millones de euros. Dele jugó 11 en su primera media temporada en Goodison Park, no dejando muy buenas sensaciones y sin marcar un solo gol.

Había perdido la chispa y la frescura. Aquel chaval, que con 21 años había conseguido un doblete contra el Real Madrid, era una sombra. Pochettino parecía el único que era capaz de hacerle funcionar tras convertirse en un jugador tosco con el balón y poco creativo.

Para el año siguiente, el Everton no le quería (en total jugó 13 partidos con los Toffees) y le mandó al Besiktas turco en un movimiento que no dejó de ser sorprendente. Dele Alli fue enviado a una liga menor en busca de recuperar la confianza perdida y allí apenas disputó 15 encuentros, en los que anotó tres goles.

Bala perdida

Lo más llamativo de todo es que el jugador decidió interrumpir voluntariamente su cesión, disputando su último partido oficial en febrero de 2023. Desde entonces, no ha hecho más que dar tumbos y acaparar portadas de tabloides británicos -fue novio de la hija de Pep Guardiola- que le comparan con el también denostado Paul Gascoigne.

Lo más destacado que Dele Alli ha hecho en este tiempo alejado del fútbol es conceder entrevistas que han dejado a la opinión pública muy tocada. Dijo que empezó a fumar a los 7 años de edad, haber consumido drogas con 8 y que veía día sí y día también alcoholizada a su madre. Su padre le abandonó nada más nacer.

Con esta tarjeta difícil de enmendar, Cesc Fábregas sí que ha aceptado el reto de devolverle a la élite a sus 28 años. El jugador lleva un mes entrenando en las instalaciones del Como de la Serie A y la pasada semana fue anunciado su fichaje hasta junio de 2026. “Yo estaba en el Chelsea y jugar contra él fue increíble. Era una bestia. A poco que consigamos que esté parecido, nos ayudará una barbaridad”, dijo su actual entrenador.