La fiebre por la Fórmula 1 en España estaba más presente que nunca a finales de la década de los 2000. Las carreras daban audiencias millonarias cada fin de semana, Valencia acaba de estrenar un espectacular circuito urbano y hasta un grupo de empresarios patrios se lanzaron a crear la primera escudería 100% ibérica.

Al mismo tiempo, el mundo vivía una crisis económica global que se desencadenó en 2008 y que trajo consigo las salidas de la Fórmula 1 de varios fabricantes de peso como BMW, Honda o Toyota. La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) se vio obligada a actuar, sacando a licitación cuatro nuevas lincencias para la Fórmula 1.

Hispania Racing Team estaba listo para aparecer en escena con un planteamiento muy ambicioso. El equipo escogió motores Cosworth y usó al aclamado fabricante de chasis, Dallara, para ensamblar un coche que podría ser la gran sorpresa de ese 2010. Al fin y al cabo, 2009 fue ganado por una escudería en la que nadie creyó como Brawn GP.

Grandes planes, muchos problemas

El equipo se afincó en Murcia, pero muy pronto vio en primera persona lo caro que es hacer un equipo de Fórmula 1.

Hispania Racing Team vivía sujeta a subcontratas de servicios con diseñadores, proveedores e incluso del personal e infraestructura necesarias para competir. Lo peor de todo es que ese personal se lo proporcionaba el jefe de equipo teniendo prácticamente secuestrada la escudería a sus decisiones.

El conjunto Hispania arrancó en 2010 como un equipo que quería puntuar cuanto antes y se encontró con que la suerte le fue muy esquiva. Es cierto que dar tu volante a pilotos de pago complicaba todavía más la misión.

De la ilusión inicial se pasó a celebrar un decimocuarto puesto en Mónaco como mejor resultado de una temporada de estreno para olvidar, con hasta cuatro pilotos pasando por el volante.

Para la temporada siguiente, las cosas no mejorarían mucho y eso que consiguieron fichar a pilotos que a posteriori ganarían incluso carreras de Fórmula 1.

El mejor resultado fue el decimotercer puesto en Canadá volviendo a dejar a cero el casillero de puntos en toda la temporada. El equipo no progresaba ni un pelo y eso que hasta hicieron un circuito de pruebas a las afueras de Murcia para mejorar el diseño.

Un último año horrible

2012 fue la tercera y última temporada de Hispania Racing Team. Las expectativas se elevaron con el anuncio de que la Caja Mágica de Madrid sería la sede y centro logístico del equipo.

Aquello fue un espejismo, puesto que el coche no llegó a tiempo a la pretemporada plantándose directamente en el Gran Premio de Australia y haciendo el ridículo, no consiguiendo participar en la carrera por sus pésimos tiempos en los entrenamientos.

La escudería no superó aquel bache y hasta era superado constantemente por otros ‘hermanos’ pobres como Caterham y Marussia, que entraron en su hornada en la Fórmula 1 y que les había ido mejor. Pese a contar con un piloto español en sus filas, el equipo no consiguió atraer los patrocinios necesarios para sobrevivir, saliendo a la venta en verano de 2012.

Tras varias negociaciones fallidas, finalmente el equipo recayó en manos del propietario de una empresa especializada en el reciclaje de piezas de automóviles. Él quiso mantener vivo el espíritu del equipo compitiendo en otras categorías, aunque nunca ambicionó regresar a la Fórmula 1 ante los tremendos costes.

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