Hubo un tiempo en que la relación entre la Fórmula 1 y Estados Unidos estuvo rota por completo. Entre 1980 y 2012 apenas se disputaron 11 Grandes Premios en territorio norteamericano, mientras que la IndyCar y la Nascar crecían exponencialmente como competiciones alternativas.

Las tornas, sin embargo, empezaron a cambiar en 2016, cuando el consorcio estadounidense Liberty Media adquirió el control de la Fórmula 1 a Bernie Ecclestone.

La compañía presidida por John C. Malone ha puesto mucho empeño en hacer que la Fórmula 1 sea un deporte cada día más global, ampliando el calendario hasta 24 carreras y llevándolo a los lugares más reconditos del mundo. En mitad de esta expansión mundial llama poderosamente la atención cómo Estados Unidos ha conseguido introducir fechas en el calendario -hasta disponer de tres carreras en su territorio en 2023-.

El Gran Premio de Las Vegas se estrena esta temporada en el calendario, el de Miami fue introducido en 2021 y el de Estados Unidos -que se celebra en Austin desde 2012- se han mantenido inamovibles en el calendario. Mientras que al continente europeo se le limita a ocho carreras al año, el crecimiento en norteamérica -donde también están el Gran Premio de Canadá y el de México fijos- es más que patente.

La entrada de inversores

Esta presencia también se traduce en un mayor ánimo de inversión de las empresas estadounidenses en la Fórmula 1. La escudería Haas entró como avanzadilla estrenando su equipo en el ‘Gran Circo’ curiosamente en 2016, momento en que se produjo la apertura a Estados Unidos. La estructura de Carolina del Norte, pese a no cosechar grandes éxitos hasta la fecha, sí que ha conseguido asentar dentro de una Fórmula 1, donde proyectos como este suelen echar la persiana al cumplir el lustro.

Los pasos de Haas los ha seguido una marca legendaria como Ford, quien anunció al principio de este 2023 que suministrará los motores a Red Bull a partir de 2026 con la entrada de la nueva normativa en la F1. La marca se retiró del ‘Gran Circo’ en 2004 después de perder interés en la categoría tras fracasar con Jaguar y Cosworth.

A la llegada de un gigante como Ford se ha unido en las últimas semanas el incipiente interés de Andretti por entrar en la Fórmula 1. La marca, propiedad del excampeón de F1 Mario Andretti, compite actualmente en la IndyCar y también en la Fórmula E, viendo más que atractivo poder entrar en este negocio. Los últimos rumores aseguran que Alpine venderá su plaza a una empresa que ha ganado con cuatro pilotos diferentes en el siglo XXI las prestigiosas 500 millas de Indianápolis.

Otro que también aparece en el radar es el famoso equipo Penske. Aunque ya estuvieron en la Fórmula 1 durante tres temporadas en los 70, el interés en volver al ‘Gran Circo’ se ha intensificado tras firmar asociaciones lucrativas en la Fórmula E con DS y en el Mundial de Resistencia con Porsche. Todo apuntaba a que en 2026 aparecerían haciendo tándem con los alemanes en la Fórmula 1, pero tras conocer su negativa hay rumores que los vinculan a un equipo Audi que sí está confirmado.

El futuro es brillante

Ya sólo hace falta para hacer completa la invasión que regrese Goodyear como proveedor de neumáticos. La compañía norteamericana no ha querido tomar partido en la guerra que enfrentará a partir de 2024 a Pirelli con Bridgestone por ser el suministrador oficial de ruedas de la Fórmula 1. En esta competición, Goodyear posee el récord absoluto de triunfos con 368 carreras, por las 283 que actualmente posee Pirelli.

Estados Unidos vuelve a mirar hacia la Fórmula 1 como una oportunidad de negocio. Tres circuitos, un piloto recién llegado como Logan Sargeant, dos equipos confirmados para 2026 y quizá un tercero nos dan medida de que el himno estadounidense quiere volver a sonar en un podio de Fórmula 1. La última vez que se pudo oír fue en 1978 en el Gran Premio de Holanda que ganó Mario Andretti.

Juego Seguro. +18 Juega con responsabilidad.