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¿Quién no se acuerda del Real Madrid de los galácticos? Aquel equipo reunió en un mismo terreno de juego a algunos de los mejores jugadores del planeta en la temporada 2003/04, contando con Balones de Oro como Figo, Zidane o Ronaldo Nazario, así como figuras mundiales como David Beckham, Roberto Carlos o Raúl.

21 años después, el equipo blanco ha conseguido una acumulación de talento similar a la de aquel tiempo, con tres de los cuatro futbolistas más valorados del mundo según Transfermarkt. Todos ellos están cotizados en 180 millones de euros, dando origen a la segunda era galáctica que ahora vivimos.

Distintas ambiciones

El primer equipo galáctico y el actual, sin embargo, poseen varias diferencias muy pronunciadas. Mientras que el actual está hambriento como nunca al no contar con ningún Balón de Oro en sus filas, el anterior sí que tenía a muchos jugadores que ya habían ganado grandes premios individuales y colectivos.

Esta tesis nos debe llevar a pensar que el Real Madrid 2024/25 es una bestia hambrienta de títulos, como demuestra el hecho de que Mbappé todavía no tenga ninguna Champions en su palmarés.

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Dos banquillos diferentes

Otra diferencia entre uno y otro está en el banquillo. En el Madrid de hace dos décadas encontramos que estaba un ‘novato’ como Carlos Queiroz al frente. El portugués venía de ser la mano derecha de Sir Alex Ferguson en el exitoso Manchester United e intentó importar ese modelo a España con terribles consecuencias en la planificación.

Carlo Ancelotti, en cambio, no es ni mucho menos nuevo en este oficio, siendo el único entrenador del planeta que tiene las cinco grandes Ligas en su palmarés -además de cinco Champions League-. El italiano tiene una carrera lo suficientemente laureada como para obtener el respeto de sus pupilos, quienes ansían la gloria y el respeto que posee su entrenador.

El Madrid galáctico original fue una apisonadora hasta que sufrió una debacle física y mental sin precedentes a partir del mes de marzo. El equipo lideraba la Liga con una amplia ventaja, pero empezó a decaer con dos empates y una derrota en ese mes en la competición doméstica.

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Caída sin frenos

Aunque eso fue un toque de atención, el hundimiento realmente comenzó con la derrota en la final de la Copa del Rey de 2004 frente al Zaragoza el 17 de marzo. El conjunto dirigido por Carlos Queiroz cayó por 2-3 en la prórroga ante los maños y ese título perdido desencadenó una serie de resultados tremendamente malos para los intereses del Bernabéu.

El equipo blanco se mediría una semana después con el AS Mónaco en los cuartos de final de la Champions League, siendo apeados por el equipo del Principado sorprendentemente y con Morientes -uno de los descartes del equipo- como verdugo de sus excompañeros. Al Madrid sólo le quedaba la Liga y eso le sabía a muy poco.

El conjunto merengue lo perdió todo en ese mes de abril y final de mayo en que obtuvo seis derrotas (cinco de ellas consecutivas) en siete partidos para terminar ese año como cuartos de la Liga, cuando parecía imposible que la podrían perder a finales de febrero.

Entre las causas del desplome galáctico encontramos una plantilla corta, con mala preparación física y poco hambrienta. Es complicado saber lo que deparará el futuro a este Real Madrid 2024/25, pero el precedente para no cometer los errores del pasado es más que evidente.