BALONCESTO
Las cinco aficiones de Euroliga que los equipos españoles no quieren ver ni en pintura
En Atenas, Kaunas o Belgrado, entre otras ciudades, entienden el baloncesto como una religión y jugar en sus pabellones se puede convertir en una pesadilla.
En ningún lugar del planeta se disfruta tanto el baloncesto desde la grada como en Europa. En nuestro continente, sobre todo en países del este, es muy común apreciar banderas, bengalas y un sinfín de elementos cuya finalidad es hacer lo más incómoda posible la estancia del rival. Por no hablar de que el habitual nivel de decibelios en algunas canchas rompe todos los parámetros.
Todo sea para hacer de cada pabellón un hervidero y convertirse en la sucursal del infierno cuando se trata de llevar a su equipo en volandas hacia la victoria.
Panathinaikos
Es imposible que los jugadores de Panathinaikos no salgan motivados a pista. Cada partido se vive como una guerra y el histórico grupo Gate 13 lo convierte en un castigo para el rival.
El curso anterior, durante el cuarto partido de las finales de la liga griega, los seguidores más radicales detuvieron el choque cuando su equipo perdía por 35-63 ante Olympiacos, el eterno rival. Lanzaron todo tipo de objetos a la cancha y el duelo se suspendió. Antes, en el segundo partido, ya habían sido advertidos después de tirar agua y yogur desde la grada al banquillo de los rojiblancos.
En 2021, Panathinaikos también fue sancionado por el uso de bengalas y punteros láser, así como por conducta inapropiada de algunos aficionados y el lanzamiento de objetos a pista.
Aquí no se salvan ni los árbitros. En febrero de 2020, tras un Panathinaikos - Barcelona, ultras del equipo local atacaron a los colegiados a la salida del pabellón. La Euroliga amenazó con no volver a jugar en Grecia si se repetían dichos incidentes.
Partizán
El mérito del Real Madrid para remontar un 0-2 en contra jugando dos partidos en Belgrado es de un valor incalculable, si bien el segundo duelo fue en completo silencio por respecto a las víctimas de un tiroteo en una escuela de la ciudad.
La afición del Partizán, liderada por Grobari, no es menos que la del Panathinaikos. Los serbios también fueron sancionados la temporada pasada por lanzar objetos a pista y el uso de bengalas se ha convertido en una práctica habitual, sobre todo en Euroliga.
Los cánticos a un volumen poco recomendable para los tímpanos y la cercanía de la grada con la cancha hacen que el Stark Arena sea uno de los pabellones más intimidatorios en el Viejo Continente.
Además de ruidosas, también es una de las hinchadas más agradecidas. Durante la pasada pretemporada, toda la afición del Partizán se congregó en el Estadio Tasmajdan, una instalación simbólica de la ciudad ubicada al aire libre, donde miles de aficionados le dieron las gracias al Fuenlabrada y dejaron una imagen para la historia con toda la pista iluminada por la luz de las bengalas.
Estrella Roja
Belgrado es grande, pero no lo suficiente para que los dos colosos del baloncesto serbio tengan cada uno su propia cancha.
Hablar del Estrella Roja en Europa es sinónimo de miedo. Quién no ha visto el vídeo de la presentación de los jugadores en un Estrella Roja - CSKA Moscú (2016), con Delije rompiendo la barrera del sonido al ritmo de su mítico cántico Ale, Crvena Zvezda Le, que hace completamente inaudible el himno de la Euroliga.
El lanzamiento de objetos también es habitual aquí. Monedas, botellas y cualquier elemento sólido que pueda causar daños. De hecho, ya se han tenido que suspender varios partidos por el impacto de un objeto en jueces de mesa o jugadores.
Olympiacos
De paz y de amistad tiene poco la afición de Olympiacos. En 2022, durante un partido que tenían ganado por 94-88 a falta de escasos segundos para el final, el pabellón se rodeó de bengalas y la gente empezó a invadir la pista para celebrar el triunfo.
Y, si no es en casa, no existe el mínimo inconveniente en desplazarse. El conjunto de El Pireo llevó a casi 6.000 hinchas para la Final Four de Kaunas el pasado mes de mayo. Mónaco, Real Madrid y Barcelona apenas llegaron a 1.700 entre los tres.
En esta cancha, el Real Madrid solo ha ganado en tres de sus quince visitas por Euroliga. La última, sin público, en 2020.
Zalgiris Kaunas
El Zalgiris tiene uno de los pabellones más modernos de Euroliga. Se comenzó a construir en 2008 y se estrenó en 2011. Lituania es un país pequeño, ni siquiera alcanza los tres millones de habitantes y, de hecho, Kaunas no es ni la ciudad más poblada, pero sí convierte su hogar en un infierno para los visitantes.
Los hinchas del Zalgiris se caracterizan por ser muy ruidosos, pero no tan problemáticos como los anteriormente mencionados, aunque también tienen algún episodio para recordar. Rudy fue atacado por dos aficionados locales antes de subirse al bus que trasladaba al Real Madrid del pabellón al aeropuerto. “Esta es la imagen que me llevo de aquí. Podría haber pasado algo mucho peor”, declaró el de Mahón.
Más de 15.000 personas vestidas de verde, silbando y alentando a su equipo no parece el escenario ideal para que un contrincante se lleve fácilmente la victoria.
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