CICLISMO
¿Por qué hay cinco Monumentos en el ciclismo?
Además de las tres Grandes Vueltas, el mundo del ciclismo siempre presta especial atención a los Monumentos, que son las Clásicas más icónicas.
Para muchos, ganar un Monumento tiene más importancia que una Gran Vuelta en el mundo del ciclismo y razón no les falta.
Cinco carreras en el calendario ciclista reciben la denominación de ‘Monumento’ y son las Clásicas de mayor historia y prestigio en el calendario internacional. Cuatro de ellas se disputan en primavera, mientras que otra tiene lugar en otoño.
Una peculiaridad que las diferencia del resto es que estas cinco carreras celebraron su primera edición antes de la Primera Guerra Mundial siendo la tradición su principal fortaleza. Dos se celebran en Italia, otras dos en Bélgica y la quinta en Francia siendo este reparto una consecuencia del tradicional dominio por países en ciclismo.
Además de ser carreras muy longevas, cuentan con la característica propia de ser las Clásicas más duras del calendario, no solo por su elevado kilometraje -superior a los 240 kilómetros-, sino también por las dificultad que entrañan su recorrido y por el espectacular cartel de ciclistas que siempre reúnen.
Además, siempre se celebran en las mismas fechas de manera inamovible como si de una vigilia se tratase. Nadie discute el peso de ellas en un calendario que habitualmente ha tendido a imitar a los Monumentos.
A continuación, repasamos las características principales de cada una de ellos:
1) Milán-San Remo (Italia)
Conocida por todo el mundo como “la Classicissima”, tiene como característica diferencial que es la más larga de todas con casi 300 kilómetros de recorrido llano.
El perfil incluye varios cotas cerca del final de la carrera para darle picante, aunque a menudo es en la que tienen más posibilidades de ganar los sprinters.
Se ha disputado siempre el tercer sábado de cada mes de marzo.
2) Tour de Flandes (Bélgica)
Es el Monumento más joven del calendario tras celebrar su primera edición en 1913.
Se caracteriza por reunir dos mundos aparentemente antagónicos como los adoquines y las pequeñas cotas montañosas. En este prueba, sólo triunfan los ciclistas más potentes y completos del pelotón.
Subidas como el Koppenberg, Kapelmuur o Paterberg han forjado algunas de las leyendas más increíbles del ciclismo en este Monumento, que supera los 250 kilómetros de recorrido y que se celebra el primer domingo de abril.
3) París-Roubaix (Francia)
Para muchos, esta es la prueba más dura del mundo y eso que no hay que subir una cuesta arriba.
Conocida como ‘El Infierno del Norte’, cuenta casi 260 kilómetros de recorrido y selecciona a los mejores en los casi 30 sectores de pavés que suman 50 kilómetros sobre esta superficie. Además, las inclemencias meteorológicas suelen darle un toque épico a una carrera que termina en un velódromo.
Se celebra el segundo domingo del mes de abril.
4) Lieja-Bastoña-Lieja (Bélgica)
La decana de las Clásicas se estrenó en el calendario en 1892 y es un recorrido por la región de las Árdenas.
Es el paraíso de los corredores explosivos con decenas de subidas muy cortas, pero muy empinadas que destrozan el pelotón.
Con más de 260 kilómetros de recorrido y celebrándose el cuarto domingo de abril, consigue que los principales favoritos a las Grandes Vueltas se presenten ante sus altas opciones de victoria.
5) Giro de Lombardía (Italia)
La última Clásica del calendario es conocida como ‘La Clásica de las hojas muertas’ y es el escenario ideal para los escaladores.
La prueba cuenta con un kilometraje cercano a los 250 kilómetros donde podemos encontrar puertos de montaña de hasta 10 kilómetros. De todos los monumentos, es el que más modificaciones ha sufrido en su recorrido, aunque tiene como cita obligatoria bordear el Lago di Como.
Ganar este Monumento salva la temporada a muchos líderes que no han rendido al nivel esperado en las Grandes Vueltas.
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