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Tradicionalmente se ha dicho que el dinero juega el papel más importante a la hora de conseguir un volante de Fórmula 1. Siendo cierta esta afirmación, no es menos real que un piloto de la categoría más famosa del mundo del motor necesita unas habilidades físicas tremendas para poder montarse a un monoplaza con garantías.

Para que te hagas una idea, un conductor de Fórmula 1 debe tener un corazón sano y más duro que la media. El índice cardiaco de un piloto es de media de 170 a 180 pulsaciones por minuto durante dos horas, mientras que el récord del mundo de maratón se firmó en ese mismo tiempo pero con una media de 162 pulsaciones por minuto.

Los pilotos de Fórmula 1 tienen una preparación física muy superior a futbolistas y baloncestistas

La resistencia cardiaca es un punto importante para un piloto, aunque quizá lo que todo el mundo cree que marca la diferencia son los reflejos. El tiempo de reacción medio de un piloto es de 200 milisegundos con un récord establecido de 40 en una salida en el Gran Premio de China de 2019.

Si comparamos a los pilotos con los seres más veloces del mundo animal encontramos que serían muy competitivos. La reacción de una serpiente a la hora de picar es de 80 milisegundos, mientras que la de un gato es de 60 cuando se siente amenazado. Un ser humano promedio tarda 350 milisegundos en reaccionar a cualquier sobresalto.

Hay que estar fuerte como el vinagre

Los pilotos de Fórmula 1 no dejan ver su cuerpo con facilidad al estar embutidos habitualmente en un mono. Pero que esta circunstancia no nos lleve a engaño, un conductor de la máxima categoría tiene una resistencia física envidiable siendo todos los componentes de la parrilla capaces de competir en triatlones con bastante solvencia al basar sus entrenamientos en atletismo, natación y ciclismo.

Ese cardio no es lo único importante para los pilotos, quienes hacen muchas pesas pero en zonas específicas. Quizá la más llamativa de todas sea el cuello, donde muchos de ellos han desarrollado tamaños colosales al tener que aguantar muchas veces su peso por las fuerzas G al tomar las curvas. La serie estándar de cuello para un piloto es levantar 40 kilos en un giro.

El pedal de freno de un Fórmula 1 también se las trae y es lo más parecido a levantar una prensa. Parar un Fórmula 1 en seco equivale a un esfuerzo de levantar 100 kilos de peso con los pies. Imagínate la sensibilidad que hay que tener en el pedal para saber medir a la hora de hacer una frenada de emergencia.

Resistencia numantina

Quizá uno de los factores que más puede engañar al espectador a la hora de ver una carrera de Fórmula 1 es la temperatura que los pilotos deben afrontar. Un habitáculo de Fórmula 1 puede llegar a estar a 50 grados de temperatura durante la carrera haciendo que los deportistas pierdan de 2 a 3,5 kilos en líquidos durante la carrera.

Los pilotos, por suerte para ellos, disponen de una solución isotónica que incluye glucosa, vitaminas y minerales, pero que únicamente tiene una capacidad de 1,5 litros teniendo que administrarse. Viendo todos estos esfuerzos es normal que muchos pilotos lleguen al final de las carreras desvanecidos por el esfuerzo y la tensión. Sabiendo todo esto, ¿te sigues viendo capaz de pilotar un Fórmula 1?