De 2016 a 2018, Daniel Ricciardo y Max Verstappen compartieron box en el equipo Red Bull en una rivalidad en la que saltaron chispas constantemente. Los dos querían demostrar que eran mejor que el otro y sobrepasaron varias líneas rojas que tuvieron su cénit en el Gran Premio de Azerbaiyán de 2018, cuando ambos chocaron cuando luchaban por la victoria.

Aquella colisión obligó a Red Bull a tomar una decisión para la siguiente temporada: confiarlo todo al potencial del entonces imberbe ‘Mad Max’ o apostar a un Ricciardo que hizo de menos la salida de Sebastian Vettel en 2015. El equipo austríaco se decantó por un Verstappen que ha demostrado con dos títulos -camino de un tercero- que fue la apuesta correcta a tenor de los acontecimientos.

Ricciardo se marchó a Renault y posteriormente a McLaren sin conseguir replicar sus resultados en la escudería energética, pese a ser el autor de la última victoria de las Flechas Plateadas en 2021. El australiano decidió volver a Red Bull esta temporada a la espera de una oportunidad desde el banquillo y le ha llegado con el equipo filial -Toro Rosso- tras el decepcionante rendimiento de Nyck de Vries.

Probablemente, en Red Bull estén pensando que si Ricciardo vuelve por sus fueros y acepta ser el escudero de Max tendría un sustituto ideal para un Checo Pérez que esta temporada se ha diluido como un azucarillo en el Mundial. El mexicano está tan cuestionado como De Vries y puede ser cuestión de tiempo que en la voraz firma austríaca se decanten por juntar a la pareja que se separó en 2018 tras un cruce durísimo de acusaciones.

“Desde que me marché, nos hemos enfrentado a diferentes compañeros de equipo y desde ese momento su respeto hacia mí se ha incrementado. Nunca nos odiamos, simplemente queríamos acabar con la carrera del otro. Realmente pienso que Red Bull sabía lo que tenía en el equipo con Max y conmigo”, dijo Ricciardo sobre su salida del equipo.

Por supuesto, sus sucesores no estuvieron a la altura de su talento como demuestra que ni Pierre Gasly ni Alex Albon pudieron discutirle mínimamente el liderato a Verstappen como actualmente sucede con Checo Pérez. “Creo que fuera del equipo subestimaron la dupla que formábamos Max y yo, lo que nos hacíamos y nos presionábamos uno a otro”, añadió.

Los números avalan a Ricciardo

La realidad es que Ricciardo puede decir con orgullo que sí le mojó la oreja a Verstappen. Después de una serie de malos resultados, Verstappen fue ascendido en 2016 de Toro Rosso a Red Bull, haciéndose con el sitio del decepcionante Daniil Kvyat. El holandés se estrenó con el coche ‘grande’ ganando el Gran Premio de España, pero esa temporada su compañero le mojó ampliamente la oreja en el Mundial superándole por 52 puntos.

Vale que Max podía poner el asterisco de que comenzó con Red Bull en la quinta carrera, pero tampoco es menos cierto que Ricciardo le hizo trizas esa temporada siendo el primero de los mortales después de los intocables Mercedes. En 2017, en igualdad de condiciones en todo, la película no cambiaría en exceso para ninguno de los protagonistas.

Ricciardo venció a Verstappen obteniendo un total de 32 puntos de ventaja en la clasificación final del Mundial. El australiano supo sacar todo el jugo a su Red Bull para obtener nueve podios en la temporada por apenas cuatro de su contrincante. Al bueno de Max ya sabemos que no le gusta perder ni a las canicas y a partir de 2018 mostraría la versión agresiva que conocemos hasta este día.

La temporada comenzó con un Ricciardo nuevamente dominante -ganó el Gran Premio de China- sobre Verstappen, hasta que todo se torció en la cuarta prueba del Mundial en Azerbaiyán. Los dos peleaban por la victoria cuando en la recta de final de meta chocaron y destruyeron por completo las opciones de Red Bull de un enorme resultado. En ese momento, Daniel sumaba 37 puntos en el Mundial por los 18 de Max y el australiano solicitaba unas órdenes de equipo que nunca llegaron.

El accidente cambió el destino de la temporada y de los pilotos para siempre. Ricciardo se convirtió en una sombra de lo que era únicamente subiendo al podio en el Gran Premio de Mónaco, mientras que Verstappen lo hacía con asiduidad para conseguir ganarle en la clasificación del Mundial por 79 puntos.

El australiano, siempre con una sonrisa en la boca, decidió eludir el conflicto fichando ese mismo verano del 2018 por Renault dejando vía libre al actual Verstappen.

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