Real Madrid
El ‘9’ del Real Madrid está en casa
No es la primera vez que algo así sucede y que la solución se encuentra en el filial. En 1999, Del Bosque tiró de Meca y Zárate. Aquel curso se ganó la Octava.
El Real Madrid ya ha deslizado que no habrá fichajes. Que se acabó. Que con Kepa Arrizabalaga, portero firmado para tapar el hueco de Thibaut Courtois tras su lesión, no llegará ningún refuerzo más. El arquero vasco se hizo con el ‘25′, penúltimo dorsal. El otro que queda libre es el ‘9′, número solemne con aromas a requemada artillería que parecía reservado para Mbappé… pero no.
No al menos esta temporada. Veremos la siguiente. Pese a las carencias obvias en ataque del equipo de Carlo Ancelotti, pese a que la temporada es muy larga, el club ha decidido no cubrir la vacante que deja Benzema con otro ariete de nivel top mundial. El plan A es Vinicius y Rodrygo. El plan B, Joselu y Brahim. ¿Y el Plan C? Lo hay, también luce el ‘9′ y juega en la casa. Valdebebas es la alternativa a los problemas merengues en ataque.
No sería la primera vez que así sucede en cursos históricos para el Real Madrid. Por ejemplo, en la temporada 1999-2000, el entonces entrenador blanco, Vicente del Bosque, se vio forzado a usar a varios chicos desconocidos del filial para apuntalar a los mayores durante buena parte del tramo invernal del curso, cuando las ausencias castigaron severamente al equipo merengue.
José Manuel Meca y Rolando Zárate, por entonces dos chavales, salvaron la papeleta con goles incluidos y sustentaron a un equipo que al final de curso se llevó la Champions. Era la Octava. Que ahora el Real Madrid venza el máximo trofeo continental se paga en los pronósticos de Betfair a 9.5€ por euro apostado, tercer favorito a levantar una orejona que tiene en el City al candidato número uno.
La vía de Álvaro Rodríguez y Esteban Aparicio
Ahora las soluciones de cantera tienen otros nombres y apellidos. Álvaro Rodríguez. Esteban Aparicio. El primero no es novato en las artes de emerger desde el filial blanco para ayudar al primer equipo. La pasada temporada, cuando las ausencias castigaban a los blancos, este chaval de 19 años pidió paso. Primero, ante Osasuna, dando una asistencia de gol a Vinicius. Después, en un derbi liguero ante el Atlético, marcando el tanto del empate.
Un recorrido similar al que hizo su maestro y entrenador Raúl cuando debutó con los blancos. El mito merengue se estrenó dando un pase de gol en Zaragoza y marcándole también al Atlético en otro derbi. Sin embargo, la eclosión de uno nada tuvo que ver con la del otro. Álvaro se ha quedado en el camino y en el verano ha rozado el anonimato, tanto, que Ancelotti ni se lo llevó de gira a EEUU.
Pero insisten en el Bernabéu que el italiano cuenta con él. Que lo seguirá valorando como alternativa. Visto que este curso sus recursos son más limitados, no sería de extrañar que jugara más. El año pasado en total sumó, entre Copa y Liga, ocho participaciones. No está mal.
No ha tenido la misma suerte Esteban Aparicio. Pero podría descorcharla este curso. Este delantero que el curso pasado militó en el Internacional FC (el embrión de lo que ya esta temporada volverá a ser el Real Madrid C) ha dado el salto al primer filial merengue con clara ambición de llamar la atención.
Por ahora, bajo las órdenes del exigente Raúl (el ‘7′ luce en el banquillo formas severas y un listón elevadísimo), está completando una buena pretemporada que, de darle continuidad en Primera RFEF, podría invitar a unirse en alguna ocasión a los planes de Ancelotti. Dos opciones, la de Álvaro y la de Aparicio, que podrían cubrir la vacante del ataque si fuera necesario y ante la adversidad.
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