Christian Gray, el héroe inesperado que frenó a Boca Juniors
El futbolista del equipo neozelandés anotó el tanto de la igualada. Gray compagina el fútbol con su trabajo, profesor de educación física en un colegio.
En el caprichoso e inesperado fútbol mundial siempre parece haber espacio para un nuevo capítulo que haga saltar por los aires todas las previsiones. Esta vez, en el Mundial de Clubes, un nuevo David se enfrentó a Goliat en la tercera y última jornada de la fase de grupos y lo que parecía ser un mero trámite terminó siendo una nueva página en los libros de historia.
Boca Juniors se enfrentaba al Auckland City en el último encuentro antes de las rondas eliminatorias con la vista puesta en lograr una goleada ante el equipo neozelandés y esperando un favor en forma de victoria del Bayern de Múnich ante el Benfica que le asegurase una plaza en los octavos de final. Sin embargo, ninguna de las dos cosas sucedió. Los alemanes perdieron su partido por la mínima frente al Benfica y los ‘xeneizes’ no pudieron pasar del empate a uno frente al Auckland City. Lo que nadie anticipaba acabó sucediendo y un equipo semiprofesional consiguió un punto en este Mundial de Clubes.
Por otra parte, pese a la derrota en su partido, los alemanes que comenzaron con muy buen pie en este torneo siguen adelante y se enfrentarán al Flamengo en los octavos de final. Según las apuestas, son uno de los favoritos en el torneo y la cuota de que levantan el título es de 6.00 por euro apostado, una probabilidad implícita del 16,67%.
¿Quién es Christian Gray?
El héroe de la noche en el partido frente a Boca Juniors se llama Christian Gray, y lejos de lo que se pueda pensar de él no es un jugador profesional a tiempo completo. En realidad, su verdadera profesión es la de profesor de educación física en una escuela secundaria en Auckland, empleo que combina con entrenamientos junto al resto de sus compañeros, también dedicados a otras tareas que no son exclusivamente el fútbol.
Gray, quien ha formado parte de equipos amateurs como el Eastern Suburbs o el Waitakere United, marcó frente al combinado argentino su primer gol de la temporada en los 13 partidos que ha disputado hasta el momento. A pesar de tener que pedir días libres para poder viajar a Estados Unidos, el gol y el empate ante Boca Juniors les asegura un millón de dólares que repartirán entre toda la plantilla y cuerpo técnico.
Una presencia cuestionada desde el inicio
No obstante, pese a la machada lograda por los neozelandeses, la presencia del Auckland City fue motivo de debate desde que se anunció el formato del torneo. Muchos criticaban la inclusión de un club semiprofesional en una competición internacional que los iba a situar frente a clubes con grandes plantillas y unos presupuestos millonarios. Pese a que el Auckland había ganado las últimas cuatro ediciones de la Liga de Campeones de Oceanía, la diferencia de nivel con los demás participantes era evidente.
Si las críticas eran feroces antes de comenzar el torneo, tras el 10-0 que recibieron por parte del Bayern de Múnich la cosa no mejoró. Sin embargo, los jugadores se mantuvieron ajenos a las críticas y aunque en la segunda jornada también perdieron de goleada, 6-0 ante el Benfica, la tercera jornada dejaría un partido para la historia. Ante Boca Juniors el equipo neozelandés dejó claro que su presencia en el torneo no era casualidad y aunque comenzaron perdiendo con un gol en propia puerta de Nathan Garrow, en el minuto 52 el Auckland City empató el encuentro y el marcador no volvería a moverse.
Boca, eliminado en la fase de grupos
Aunque el Auckland City ya partía sabiendo que estaba eliminado sucediese lo que sucediese en el partido, el empate significó la eliminación directa de Boca Juniors. Con solo dos puntos en el casillero tras empatar contra el Benfica a dos en la primera jornada y después de perder con el Bayern de Múnich por 2-1, el empate ante el Auckland City fue insuficiente para que los argentinos continuasen en el Mundial de Clubes.
La eliminación fue recibida con sorpresa y frustración tanto en Buenos Aires como en Estados Unidos por parte de los aficionados argentinos que se habían desplazado en masa para animar a su equipo. Se esperaba que el equipo pelease más por uno de los dos puestos que daba acceso a los octavos de final, pero lejos de dar el nivel esperado se despidieron de la competición antes de lo previsto firmando un empate contra un equipo semiprofesional que ha demostrado que en 90 minutos puede suceder cualquier cosa.
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