FC Barcelona
Halilovic, el ‘Messi’ croata que se apagó en el Barça B
En 2014 los culés invirtieron 10M€ en su llegada con la esperanza de que eclosionara en crack.
Alen Halilovic ha pasado de ser una de las grandes inversiones del FC Barcelona en su cantera (en 2014 pagó 10 millones por el que era llamado heredero de Luka Modric o ‘Messi’ croata) a esconderse en el anonimato de una carrera errática, que prometía mucho y ha acabado. Se veía venir. Llegó a probar suerte en ocho clubes con tan sólo 23 años.
Ahora, a los 27, perdido del radar de las grandes competiciones, vuelve a ser noticia en España como uno de los potenciales fichajes mediáticos de la Segunda División. El Eldense recién ascendido está a punto de cerrarlo como incorporación franquicia de su primer proyecto en el fútbol profesional. Pero, entre su irrupción en Barcelona con sólo 17 años y su posible retorno a LaLiga… ¿qué había sido de Alen Halilovic?
Historia con Croacia
Halilovic es historia de Croacia. Historia de la buena. El medio croata estuvo en el punto de mira de grandes clubes desde su debut. Con tan solo 16 años (2012) se estrenó en la Primera de su país luciendo los colores del club que lo formó, el Dinamo de Zagreb. Su inteligencia al jugar, moviendo los hilos del mediocampo, llamó la atención del FC Barcelona.
Lo consideraban como un futbolista idóneo para el juego que propone históricamente el cuadro blaugrana. Algo así como un heredero en la recámara de Xavi o Andrés Iniesta. No fue el único club que pronto puso su mirada en él. Media Europa empezó a rondarlo tras debutar junto a su selección con apenas 17 años, transformándose en el jugador más joven en jugar con la escuadra croata. En su corta carrera como internacional ajedrezado disputó diez partidos internacionales.
Ante el asedio de otros clubes, el FC Barcelona tuvo que tirar de cartera. Abonó 10 millones de euros por su fichaje por cinco temporadas, cifra desorbitada para un jugador que inicialmente tuvo que desempeñarse en el filial de Segunda División, no en el primer equipo. Fue, con distinto recorrido, un caso similar al que protagonizó poco después Martin Odegaard con el Real Madrid, sólo que en el caso del ahora capitán del Arsenal, sus carreras han sido totalmente distintas. El noruego (que llegó a España con sólo 16 años) lidera a los ‘gunners’ en un resurgimiento que le ha devuelto a la Champions y hace pensar volver a ganar títulos. En Betfair se paga a 2.40€ por euro apostado que el equipo Arteta al menos un trofeo de los que disputa esta temporada. El curso pasado ya rozó la épica opción de ganar la Premier.
Joven e impaciente
Aquel verano de hace nueve años, Halilovic realizó pretemporada con el primer plantel. Debutó con el resto del equipo ante el Recreativo de Huelva. Días después hizo su debut oficial con el Barcelona B, comenzando su periodo en la Segunda División española con un buen desempeño. Incluso en enero del 2015 Luis Enrique lo hace debutar en el primer equipo en un encuentro de octavos de final de la Copa del Rey ante el Elche (0-4). Fue su único partido oficial con el primer equipo. Pero entonces él no lo sabía. En total Halilovic disputó 31 partidos oficiales ese curso, e hizo cuatro goles, todos vistiendo la elástica del filial.
La eterna cesión
Fue tras aquella temporada en la que el filial descendió a Segunda B cuando comenzó el errático caminar en su carrera. Y su paciencia, fue uno de sus pecados. Comparado con Modric o Rakitic y nombrado el ‘Messi croata’, al superar su primera campaña en la filial blaugrana Halilovic quería ascender ya al primer plantel, pero desde las oficinas culés aún no estaban totalmente convencidos del rendimiento del croata, así que apostaron por una cesión al Sporting de Gijón para completar su formación. Ahí inició la caída.
Con el equipo asturiano Halilovic debutó en Primera y obtuvo bastante regularidad. Disputó 37 partidos y anotó 5 goles. Pero no convenció en Barcelona y acabó siendo transferido definitivamente al Hamburgo al final de aquel curso. El cuadro de la Bundesliga pagó cinco millones de euros por el croata (la mitad de lo que se invirtió en él). Se dejó una opción de recompra de 10 millones de euros. Nunca se llegó a ejecutar. En su paso por Alemania jugó siete partidos y registró un solo gol, y tras una temporada floja fue cedido esta vez a las Palmas, donde completó dos campañas y disputó 39 partidos.
Jugando con el equipo canario, Halilovic consumió paralelamente su contrato con el Hamburgo… y las opciones de ser aquel que prometía. Y eso que luego llegó como jugador libre de contrato al AC de Milán en verano del 2018. Pero a estas alturas de su carrera el gafe formaría parte de su leyenda. No llegó a debutar en Seria A, y disputó solamente tres partidos en UEFA Europa League con el cuadro ‘rosonero’, para volver a la espiral de las cesiones, esta vez en el Standard Lieja de la liga belga y la siguiente temporada en el S. C. Heerenveen neerlandés.
Una vez finalizadas estas cesiones, su contrato con el equipo italiano rescindiría y Halilovic intentaría relanzar su carrera en la segunda división inglesa, donde militó en el histórico Birmingham FC y posteriormente en el Reading FC, con actuaciones igualmente discretas. Tras esta breve incursión de dos temporadas en Inglaterra, Halilovic haría las maletas para volver a Croacia, y fichar por el HNK Rijeka, que rescindiría su contrato a mitad de la campaña 22-23.
El renacer… ¿se llama Eldense?
De esta manera el futuro de Halilovic, el joven que quiso ser heredero de una exitosa generación de centrocampistas croatas, acabó vendido a la suerte. De confirmarse su fichaje, el croata llegaría como agente libre al Club Deportivo Eldense para ponerse en manos de Fernando Estévez.
El equipo recién ascendido a la Segunda División española busca reforzar su plantilla para afrontar esta etapa más competitiva. De conseguir exprimir la mejor versión de Halilovic, que puede desempeñarse en ambas bandas y como media punta, el equipo no solo aseguraría su capacidad ofensiva, también recuperaría a un jugador que estaba llamado a ser uno de los más importantes de su generación… pero que ha quedado como ejemplo de rotunda decepción.
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