La Juventus fraguó el mito europeo de Raúl… gracias a una foto
En 1996, la Juventus se midió al Real Madrid en Champions. Era la temporada del regreso blanco a la máxima competición continental tras cuatro años.
La Juventus de Turín se ha vuelto a cruzar en el camino europeo del Real Madrid. El imaginario colectivo madridista viaja, inmediatamente, a recuerdos cercanos de un rival ante el que se consiguió quizá el mayor éxito merengue de su historia moderna: la consecución de la Séptima. Aquel gol de Mijatovic a los ‘bianconeri’ en Amsterdam puso fin a 32 años de sequía blanca en Europa y devolvió al equipo el lustre de ser rey de Europa.
Desde entonces, el Real Madrid ha ganado nueve Champions en 27 años, más de las que había levantado los 38 años anteriores de vida de la competición. Y ahora sigue con opciones de lograr la ‘Décima’ de la nueva era. En las apuestas de Betfair, los blancos son el 5º favorito al título con una cuota de 9.00 euros por euro apostado.
Aquella victoria en el Ámsterdam Arena del 20 de mayo de 1998 no ha sido la única historia de un duelo ante la Juventus que, recientemente, ha dejado muchos más relatos. Desde la consecución de la 12ª en 2017 goleada incluida (4-1), hasta el gol de Chilena de Cristiano Ronaldo en 2018 en Turín con el que se allanó el camino de la 13ª. También hay recuerdos amargos, como la eliminación en semis de 2015, derrota que (con Morata de protagonista) acabó forzando el final de la era Ancelotti.
Raúl se presenta en Europa
Sucede que, entre tanto recuerdo, hay uno algo más lejano que fue clave en la historia del Real Madrid no tanto por sus consecuencias colectivas, sino por cómo elevó y forjó la leyenda europea de uno de sus grandes mitos, de Raúl González Blanco. Y todo por culpa de una foto. Sucedió en 1996. Aquella temporada, el Real Madrid volvía a jugar la máxima competición continental después de cuatro cursos de ausencia. Eran los tiempos en los que sólo la disputaban los campeones de Liga. Los cuatro títulos consecutivos del ‘Dream Team’ alejaron a los merengues, que para cuando retornaron lo hicieron en un formato diferente al viejo de la Copa de Europa. Ahora se disputaba el de la Champions League.
En cuartos de la competición, el equipo que entonces ya dirigía Arsenio Iglesias tras el cese de Jorge Valdano, se medía a la Juventus de Turín, campeón a la postre de aquella edición. La ida se jugó en Madrid y la vuelta, en Italia. El partido en el Bernabéu fue una fiesta del fútbol. La hinchada, ansiosa de gestas continentales, abarrotó un recinto que seguramente albergó más de los 105.000 espectadores que, se suponía, podía contener. Y las cosas se pusieron pronto de cara para los blancos, que marcaron y se adelantaron 1-0 con gol del mismo Raúl y a pase de Laudrup.
Frente contra frente
Aunque el ‘7’ blanco había eclosionado un curso antes, en verdad esa campaña 95-96 fue la de su verdadero salto de calidad. En un Real Madrid famélico, que acabó sin clasificarse si quiera para competiciones europeas el curso siguiente (fue 6º en Liga), Raúl era la única luz de esperanza, con un rendimiento notable en la Champions. Su gol a la Juve, con un partidazo individual que anuló a la otra estrella joven del partido, a Alessandro del Piero, no fue lo único que dejó para el recuerdo aquel duelo.
Lo más importante fue una instantánea. Una foto que los periódicos repitieron al día siguiente y en la que se podía ver a Raúl, entonces un crío de apenas 18 años, encarado frente contra frente a Pietro Vierchowod, un defensa italiano robusto, conocido por ser uno de los mejores precursores del antiguo ‘Catenaccio’ a la transalpina: esto es, pétreo y con formas físicas duras e intensas que lo convertían en terrorífico para los rivales. Para colmo, en ese momento tenía 36 años, el doble que el propio Raúl.
En aquellos tiempos, además, tener 36 años era un milagro de la longevidad. Porque los futbolistas solían colgar las botas a eso de los 30 años. Vierchowod aguantó más y en su camino hacia la eternidad, se cruzó con la insolencia de Raúl, que lejos de achantarse ante la veterana leyenda del fútbol europea, se vino arriba para plantar en aquella foto la frente con su retador rival. El crío parecía un veterano más que no se amedrentaba.
Una imagen eterna
Por cierto, que años después de aquella imagen, el propio Vierchowod recordaba que el origen de la instantánea no fue ninguna discusión épica, ni nada por el estilo, sino un simple rifirrafe por una falta que llegó después de que ya hubieran discutido por varios piques durante el encuentro. “Raúl tenía mucho carácter”, confesaba el defensa que no solo no arrugó al joven delantero, sino que seguramente le sirvió de motivación para hacer un partidazo.
La pena del madridismo fue que, en el partido de vuelta, con un equipo plagado de bajas, el Real Madrid fue incapaz de soportar el empuje italiano y acabó perdiendo por 2-0 para caer eliminado. El equipo no volvió a la Champions hasta dos años después para, precisamente en esa campaña del retorno, ganar la Octava a la misma Juventus de Turín contra la que Raúl se hizo mayor en Europa como bien demostró una de sus fotos más icónicas.
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