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El Real Madrid Castilla y su banquillo bipolar
Con la cantera merengue escudriñada por los problemas de lesiones que sufre su defensa, las miradas se dirigen a su banquillo con Raúl en entredicho.
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El Real Madrid Castilla es noticia por no ser noticia. Curioso. La lesión de Carvajal o los problemas en el eje de la defensa del Real Madrid han centrado la mirada en una cantera que (también por problemas físicos) no ha sido capaz de ofrecer recambios para unos puestos teóricamente de perfil muy filial. Encontrar delanteros top amamantados en Valdebebas y que hayan brillado recientemente con el primer equipo es complicado, pero defensas salen y bastantes: Carvajal, Nacho o Fran García, los más recientes.
Pero el grifo parece haberse cortado y eso ha dirigido las miradas a un banquillo que anda sufriendo. El segundo equipo blanco atraviesa una etapa complicada, con dudas en el verde (amenaza el descenso a Segunda RFEF) y también en un banquillo que podría sufrir relevos. Raúl, leyenda merengue, podría salir con Arbeloa (ahora en el Juvenil A) como potencial alternativa. Si se produce el sorpasso, tampoco será fácil. Porque el banquillo del Castilla es, en el siglo XXI, espacio bipolar. Trampolín para muchos y, para otros, lastre rumbo a una carrera sin el glamour que se le supone a dirigir al Real Madrid, aunque en el apellido luzca el B de filial.
Zidane, paradigma del éxito
De lo primero, de entrenadores que hayan continuado en lo más alto tras dirigir al filial hay varios ejemplos. Pocos tan claros como el de Zidane, que se estrenó como técnico con el filial y acabó, de la noche a la mañana (destitución de Benítez mediante) dirigiendo al primer equipo para conquistar tres Champions. Todas consecutivas.
Lo nunca visto en la historia del fútbol. Ahora Ancelotti pretende superarlo con su cuarta Champions en el Real Madrid, eso sí, no consecutiva. Que lo consiga tiene una cuota 4.5 en las apuestas de Betfair. Claro que no serían todas seguidas. Como mucho, de vencer este año, dos. El hito de las tres que logró Zizou nadie más lo ha alcanzado y que otros entrenadores del filial soñaron sin éxito. Eso no significa que todos fracasaran.
En lo que llevamos de milenio, ha habido otros técnicos que hicieron parada en el filial para seguir luego grandes carreras. Míchel es uno de ellos. El que fuera mítico ‘8′ merengue dirigió después del filial al Getafe, Sevilla, Olympiacos, Marsella o Málaga entre otros. Una carrera dilatada que ahora sigue en Arabia Saudí, donde dirige precisamente al equipo donde milita Nacho tras ascenderlo de la segunda local a la primera división.
También recorrido de éxito luce Julen Lopetegui, amamantado en las inferiores del Real Madrid como jugador y, más adelante, con experiencia de una campaña en el filial (2008-2009) para relanzar su carrera. En las inferiores de España logró varios títulos europeos. También ha dirigido al Oporto, a la Absoluta, al mismo Real Madrid (aunque fue destituido pronto) amén de ganar una Europa League con el Sevilla en el que estuvo cuatro temporadas. Los Wolves y el West Ham de la Premier han sido la continuidad de una carrera exitosa.
De Buyo a Solari pasando por López Caro o Menéndez
Ocurre que, más allá de estos casos, el resto de entrenadores han tenido recorridos discretos, humildes… o directamente truncados. De esto último hay ejemplos lejanos y cercanos. Paco Buyo estrenó el siglo entrenando al filial para, después, no volver a dedicarse a los banquillos. Solari también tuvo experiencia en el filial y tras el cese de Lopetegui, cogió las riendas del primer equipo. Acabó también cesado para el retorno de Zidane. Ahora ejerce de asesor del Real Madrid, fuera de los banquillos.
Alberto Toril también fue técnico del filial varias temporadas y acabó alejándose del fútbol masculino para dirigir al primer equipo femenino. López Caro, Ramis, Miguel Ángel Portugal o Menéndez son otros de los técnicos que, pese a su paso por el filial, no han llegado a asentarse con regularidad en una élite que acariciaron con el Castilla, pero acabó siendo una opción lejana. Está por ver si Raúl acabará alistándose, de dejar el equipo, en el grupo de los que siguen muchos años en lo más alto o si, por el contrario, se une a los que no lo consiguen.