La esperanza de Lamine Yamal es el efecto Vinicius
Ocurre que el año pasado el escenario era similar: Vinicius era muy favorito antes de que se diera el galardón y lo acabó ganando un tapado como Rodri.
La esperanza de Lamine Yamal tiene nombre de genio en el eterno enemigo. Es Vinicius Junior la ilusión a la que se aferra la estrella del FC Barcelona para ganar el que sería su primer Balón de Oro y segundo de un futbolista masculino español tras la gesta de Rodri. Precisamente el pivote del Manchester City se lo ‘arrebató’ al propio Vinicius cuando el brasileño del Real Madrid ya casi podía acariciar su foto con el dorado trofeo levantado al cielo del Theatre du Chatelet de París, en Francia, donde se celebró la gala de entrega del año pasado. Ocurre que, para sorpresa del planeta fútbol, Vinicius no ganó. Ganó Rodri. Aquello provocó un terremoto. El Real Madrid no acudió a la gala, se generó una elevada indignación entre el madridismo, hubo un toneladas de debate en los medios… Situación histórica que ahora esperar repetir Lamine Yamal… pero a la inversa.
Porque el flamante nuevo dorsal número ‘10’ del Barça no es el favorito de las apuestas para ganar el Balón de Oro. Lo es Ousmane Dembélé, ex delantero también culé y líder ofensivo de este histórico PSG coral que, al cierre de la pasada temporada (recordemos que ahora el Balón de Oro premia la temporada y no el año natural como antes), ganó la Champions -la primera para los parisinos-, la Liga, la Copa y la Supercopa de Europa. Faltó el Mundial de Clubes para redondear una campaña perfecta que, sin embargo, sí ha sido suficiente para elevar a los altares al ‘Mosquito’, como se conoce a este extremo ambidiestro.
Dembélé muy, muy favorito
En las apuestas de Betfair él, Dembélé, es el candidato número 1 con una cuota de 1.25 por euro apostado. Eso significa que, salvo giro inesperado, sí o sí o sí Dembélé ganará el Balón de Oro frente a un Yamal que, en estos cálculos, aparece lejos del también ‘10’ del PSG. Ocurre que, comparando el galardón de este curso y el de la temporada anterior, el efecto espejo se repite, toda vez que Vinicius Junior también llegó en 2024 muy por delante en las apuestas de Rodri. El giro sólo se produjo cuando, en las horas previas al premio, casi en la vigilia, empezó a nacer el rumor de que quizá Vini se quedaba sin su premio. Que Rodri tenía opciones. Que podía haber sorpresa. La hubo.
Ahora Lamine protagonizaría algo parecido, claro que con sus matices. Porque en este año el debate en los foros especializados habla de una contienda igualada, mucho más que el curso pasado. Es cierto que en títulos Dembélé pulveriza a un Yamal que ganó Copa, Liga y Supercopa, pero que se quedó con la miel en los labios de ganar la Champions (pese a ser el mejor culé en las semifinales ante el Inter) y no participó en el Mundial de Clubes. Ahí, en Estados Unidos, el PSG se quedó a las puertas del título, pero ser finalista con buenas actuaciones de Dembélé (especialmente la goleada al Real Madrid por 4-0), debería ayudar al francés.
Más igualdad en el análisis
La balanza de las opiniones gira a favor de Lamine por su espectacularidad. Por ser un jugador único con una incidencia en su equipo mucho mayor que Dembélé. Además, su despliegue de juego formula acciones más espectaculares que, con regularidad, se desarrollan en una competición más compleja como es LaLiga. Francia, por general, se tiene como una de las cinco grandes ligas, pero a mucha distancia de España. En números, la balanza también se inclina ligeramente hacia Dembélé, que firmó 35 goles y 14 asistencias en 53 partidos frente a un Yamal que disputó casi los mismos partidos (55) con menos goles (18), pero más asistencias (21).
¿Y las selecciones? El factor combinado nacional no parece que vaya a ser determinante para desempatar una contienda en la que Lamine superó a Dembélé cuando España ganó a Francia en las semis de la Nations League (5-4 con recital de Yamal, doblete incluido), pero no pudo rematar. ‘La Roja’ cayó en la final ante Portugal y ahí la estrella española no pudo rematar la jugada. Además, la Nations no deja de ser un título menor. Diferente habría sido si lo mismo hubiera ocurrido en una Eurocopa o un Mundial.
Ensalada de factores que hablan, sobre el papel, de un premio muy igualado, sin clarísimos favoritos como antaño, pero que en las cábalas de los pronósticos sonríen más a Dembélé que a un Yamal aferrado al naufragio de Vinicius para soñar, un año más tarde, con ser el nuevo Balón de Oro y, de paso, demostrar el buen estado de salud del producto futbolístico nacional.
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