Xabi Alonso se agarra al efecto Luis Enrique

La victoria del Real Madrid ante el Sevilla por 2-0 en el último partido del año no terminó con las dudas que hay en torno a la figura de Xabi Alonso. Es más, posiblemente y a pesar de los tres puntos, estas dudas aumentaron. El equipo volvió a carecer de fútbol en el centro del campo, y sólo dos acciones puntuales de Bellingham y Mbappé y las paradas de Courtois, permitieron el triunfo de los madridistas ante un Sevilla que bien pudo haber merecido un mejor resultado.

La distancia con el líder, el FC Barcelona, es de cuatro puntos a favor de los blaugranas, pero la sensación, visto lo visto, sobre el terreno de juego es que es aún mayor. Algo que queda reflejado en las apuestas de fútbol de Betfair que colocan a los culés como los grandes favoritos para conquistar el título con una cuota 1.62, mientras que la del Real Madrid, segundo máximo aspirante, es de 2.38. Sin embargo, los madridistas más optimistas pueden agarrarse a un precedente cercano en el tiempo. En este caso, del máximo rival, con Luis Enrique en el banquillo azulgrana.

‘Match ball’ en Anoeta

La etapa Martino llegó a su fin en verano de 2014, coincidiendo con la Liga que conquistó aquel año el Atlético de Madrid y la ‘Décima’ de los blancos en Lisboa. Luis Enrique fue el elegido por el presidente Josep Maria Bartomeu con un objetivo claro, reconstruir un equipo que estaba dando síntomas de agotamiento tras años repletos de éxitos. Luis Suárez fue el fichaje estrella, completando un tridente de ensueño junto a Messi y Neymar, la famosa MSN.

Pero el comienzo no fue nada sencillo para el entrenador asturiano. Luis Suárez, sancionado por su mordisco a Chiellini en el Mundial no pudo debut hasta finales de octubre, curiosamente en un Clásico ante el Real Madrid en el Bernabéu, en el que los blancos se impusieron por 3-1. Los resultados no llegaban y la bomba terminaría explotando en el primer partido del año 2015, en un choque que los azulgranas disputaron en San Sebastián ante la Real Sociedad.

Aquel día, Luis Enrique decidió dejar en el banquillo a Neymar, Alves y Messi, que con permiso del club se habían incorporado dos días más tarde a los entrenamientos. Esto no gustó demasiado a ninguno de los tres futbolistas, en especial al argentino, algo que fue plenamente visible cuando entró al césped en el segundo tiempo. A pesar de que el asturiano reaccionó dándoles entrada, el Barça acabó perdiendo por 1-0. Dos días después, Messi no asistió al entrenamiento junto al resto de sus compañeros, escenificando un divorcio total entre técnico y jugador.

Resurgiendo de las cenizas

Luis Enrique parecía sentenciado, llegando a surgir infinidad de informaciones sobre sus posibles sustitutos. Sin embargo, días después la paz volvió a reinar en Can Barça. Messi volvió al equipo titular en un encuentro de Copa ante el Elche y posteriormente lideró también a su equipo en una brillante victoria ante el Atlético de Madrid, también en el torneo copero. Poco a poco, la relación entre ambos fue mejorando gracias a la mediación de los pesos pesados del equipo, Xavi, Mascherano, Piqué...

Meses después, los azulgranas, con Luis Enrique en el banquillo hicieron historia, consiguiendo por segunda vez el ansiado triplete, con una remontada en la Liga ante el Real Madrid, el triunfo en Copa ante el Athletic en la gran final, y la histórica victoria ante la Juventus que elevó al cielo de Berlín la quinta y última Champions del club blaugrana. Sin duda, la reconciliación entre Messi y Luis Enrique fue clave para ello. Actualmente la relación entre ambos es fantástica, llegando a reconocer posteriormente el argentino que Luis Enrique es uno de los mejores entrenadores que ha tenido en su carrera.

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