Juego Responsable
¿Se deben declarar ante Hacienda las ganancias de las apuestas?
Existen dos tipos: Las derivadas del Estado y las privadas. En las primeras, los impuestos se descuentan del premio, en las segundas lo gestiona el usuario.
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Muchos apostantes se preguntan si deben incluir en la declaración de la renta sus ganancias generadas en las apuestas. Pues bien, la respuesta es que depende de los beneficios que haya obtenido el jugador. Eso sí, antes de hablar de este apartado cabe reseñar que cuando se habla de ganancias hay que diferenciar dos tipos:
Por un lado, las ganancias derivadas de las apuestas gestionadas por el Estado. En este caso, por ejemplo, como ocurre con las Loterías, los impuestos que se han de pagar se descuentan del premio antes de que lo reciba el usuario directamente y por lo tanto no hay que volver a preocuparse por ellos de nuevo.
Por otro lado, están las ganancias derivadas de las apuestas privadas. En este caso, el usuario es el que debe prestar atención y discernir si tiene que declararlo ante Hacienda y la manera de proceder.
¿En qué casos se tiene que declarar?
Las ganancias derivadas del juego y las apuestas online deben presentarse en el apartado de Ganancias y pérdidas de carácter patrimonial. Cuando las ganancias del usuario son superiores a 1.600€, en ese caso si se deben liquidar ante Hacienda.
Cuando las ganancias en las apuestas son de 1.000€ o más y, además la renta del trabajo del jugador sea superior a 22.000€ brutos anuales (serán 12.000€ brutos anuales si tienes más de un pagador), también se debe realizar esta declaración.
Las consecuencias de no declarar las ganancias
Si se decide no liquidar las ganancias, intentando hacer caso omiso a Hacienda, las consecuencias pueden ser bastante serias. Cabe destacar que muchos usuarios intentan evadir estos pagos a través de algunos ‘trucos’ como no retirar el dinero de las casas de apuestas o dejarlo en un monedero electrónico para no tener que declararlo. Todos estos trucos no funcionan. Así mismo, tampoco es nada recomendable utilizar cuentas de amigos o familiares para intentar engañar al Estado.
Al final, lo más probable es que se acabe descubriendo y se tenga que pagar no solo los impuestos pertinentes iniciales, sino también una multa por intentar defraudar a Hacienda. Cada año se realizan miles de inspecciones y las sanciones que se aplican pueden llegar a ser de hasta el 150% de lo defraudado.