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La dinastía que pudo ser y no fue de los Oklahoma City Thunder

Los Thunder consiguieron reunir a tres futuros MVP, pero todos acabaron saliendo por la puerta de atrás.

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La dinastía que pudo ser y no fue de los Oklahoma City Thunder

Juego Seguro. +18 Juega con responsabilidad.

En la NBA, tan importante es lo que pasa en la pista como en los despachos de los equipos. Oklahoma City Thunder pudo haber sido los Warriors de la última década y fueron un quiero y no puedo por una serie de malas decisiones de sus directivos. ¿Cómo es posible que no consiguiesen ganar un anillo teniendo juntos a Kevin Durant, James Harden y Russell Westbrook en plenitud?

La franquicia hizo lo más complicado que fue descubrirles vía draft y desarrollarlos, pero se pegó un tiro en el pie en el verano de 2012. Esa temporada habían alcanzado de forma sorprendente las finales de la NBA para perder contra los super Miami Heat de LeBron, Wade y Bosh, pero había base para pelear en los años venideros.

Sam Presti, el arquitecto del equipo, tomó la decisión de priorizar quedarse a Serge Ibaka por delante de James Harden, quien en ese momento ya era el mejor Sexto Hombre de la NBA. El directivo creía que ‘La Barba’ había llegado al límite de su desarrollo cuando la realidad era bastante diferente, puesto que en los Thunder no había mostrado ni un 50% de su potencial.

Como es de sobra sabido, Harden se convirtió en una superestrella con Houston Rockets -donde ganó el MVP en 2018-, mientras que Ibaka nunca ha llegado a ser más que un mero buen defensor sin llegar ni siquiera a ser All-Star- Esa decisión fue la primera de otras muchas malas en Oklahoma, que de un plumazo se quedó sin una de sus principales patas para el futuro.

El equipo siguió compitiendo esos años con Westbrook y Durant, pero ver el nivel que estaba alcanzando Harden hacía daño al equipo. La prensa era muy dura con la directiva y eso que el bueno de Kevin Durant hizo lo posible para que todo el mundo se olvidase de su antiguo compañero ganando el MVP de 2014.

Una salida exitosa

San Antonio Spurs y posteriormente los Warriors cortaban una y otra vez las alas a unos Thunder que no consiguieron volver a unas finales de la NBA. Durant se cansó de que nadie en la franquicia dijera si era él o Westbrook el líder del equipo, saliendo al mercado de agentes libres en 2016 para fichar por sus archienemigos en una traición de las que duelen. El alero ganaría los dos siguientes anillos confirmando su acierto de salir huyendo de Oklahoma.

Westbrook se quedó sólo en los Thunder, pero eso no impidió que su primer año sin Durant fuese el de su despecho. Promedió un triple-doble, llevó a su equipo a los Play-Offs y ganó el MVP de la competición. El base, sin embargo, no consiguió en solitario hacer carrera en la postemporada para una franquicia que en 2019 tiró la toalla, destruyendo por completo el proyecto que iniciaron una década atrás.

El base, curiosamente, fue a reencontrarse con Harden en Houston. Tres años más tarde, ‘La Barba’ se reuniría con Durant en los Brooklyn Nets. En ambas ocasiones, la mezcla de Harden con sus antiguos compañeros de batalla fue un auténtico desastre en términos deportivos, librando en cierta medida a Sam Presti de la etiqueta de ‘rompe-hegemonías’.

No sabemos qué resultados habrían obtenido aquellos Thunder de haber estado mejor gestionados, pero la realidad es que la carrera individual de sus tres estrellas alcanzó cotas más que singulares al haber sido todos MVP’s de la competición. Quizá era imposible que dejaran el ego a un lado por el bien del equipo, pero la realidad es que sólo Durant ha disfrutado de la gloria de los campeonatos y como segundo plato de Stephen Curry.