FÓRMULA 1
Mónaco, el Gran Premio que puso a la Fórmula 1 en otra dimensión
Esta carrera tiene un embrujo especial al desarrollarse en las lujosas calles del Principado más caro del mundo.
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Puede que para muchos seguidores de la Fórmula 1 ver el Gran Premio de Mónaco sea un tostón por la dificultad para adelantar, pero no es menos cierto que el gran público sigue siempre con interés lo que sucede en esta carrera.
Es posible que la presencia de VIPs tenga parte de culpa, que el trazado tenga su encanto o una mezcla de circunstancias; el caso es que esta carrera no suele dejar indiferente a nadie.
Mucho antes que el Gran Circo
La primera carrera que se celebró por las calles del Principado fue mucho antes de que la Fórmula 1 se inventase. De hecho, se celebró en 1929, llamando la atención de todo el mundo y obligando al ‘Gran Circo’ a plantar su bandera en su edición inaugural en 1950 con un evento que fue memorable a la par que accidentado.
En aquel entonces, el circuito estaba a ras del mar y una ola de gran tamaño se coló en el trazado provocando un accidente múltiple. La Fórmula 1 decidió que no regresaría a Mónaco hasta que no se diesen unas condiciones de seguridad para sus pilotos y lo hicieron a su manera para volver a entrar en el calendario en 1955.
La mar de desgracias
Gracias a unas llamativas protecciones de heno y unos sacos de arena, el mar ya no molestaba a los pilotos. Estos, sin embargo, buscaron los límites quedando como anécdota que en esa segunda edición un piloto cayó al mar junto a su monoplaza. El conductor salió ileso -aunque moriría en un accidente diferente cuatro días después-, pero el Alfa Romeo nunca se pudo recuperar.
Mónaco se estableció como una cita fija en la Fórmula 1, pero no paraban de pasar cosas extrañas en cada carrera. En 1960, los seis primeros pilotos puntuaban y el sexto de dicha carrera terminó a 30 vueltas del ganador después de que el resto de conductores abandonasen por diversos accidentes y problemas mecánicos. No cayó ninguno más al agua hasta 1965 y este accidente también se saldó sin víctima que lamentar.
En 1967, sí que se produjo la primera y última muerte hasta la fecha de un piloto en Mónaco. En la chicane del puerto, un piloto de Ferrari se chocó con las protecciones saliendo ardiendo su monoplaza. Pudo ser rescatado, pero a los pocos días perdió la vida como consecuencia de las quemaduras.
¿No se puede adelantar?
El Principado amplificó su leyenda de circuito que un mínimo descuido se paga con la pena máxima en 1970. Esa edición vio a un piloto dominar durante dos horas la carrera sin ningún apuro hasta que chocó en la última curva contra el muro echándolo todo a perder, incluido el título mundial que habría ganado de no tener ese accidente.
El Gran Premio pasó a engrosar la triple corona del automovilismo, acompañando a las 24 horas de Le Mans y la Indy 500 como las pruebas que todo piloto debe ganar para entrar en la leyenda. El circuito de Mónaco poco a poco se fue profesionalizando dejando atrás las carreras impredecibles, aunque cuando aparecían las recurrentes lluvias pasaban cosas.
Precisamente en un día de perros de 1996 nos encontramos con una carrera histórica, puesto que solamente consiguieron terminar tres coches, siendo la que menos monoplazas han finalizado en la F1. El piloto que salió victorioso de esa lotería fue un conductor francés que nunca más volvió a ganar un Gran Premio, pero que vivió de aquel triunfo 11 temporadas.
En 2006, Schumi realizó una de las maniobras más sucias de todos los tiempos al aparcar su coche en la curva de La Rascasse al final de la sesión de entrenamientos oficiales viendo que iba primero y que haciendo eso sus rivales no podían mejorar su tiempo.
Él dijo que no fue intencionado, pero su peripecia fue sancionada mandándole al último lugar de la parrilla de salida y perdiendo gran parte de sus opciones de Mundial ese año... ¿Y saben por qué? Porque en Mónaco, sigue siendo posible casi todo menos adelantar.